EPÍLOGO

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La pequeña aldea en los Alpes suizos no recibía muchos recién llegados. A veces había turistas buscando nuevas rutas de esquí, pero el pueblo no estaba cerca de las principales atracciones turísticas, por lo que no sucedía con tanta frecuencia.

Así que cuando Meredith Wang escuchó el rumor de que la pequeña cabaña en el límite del pueblo finalmente se vendió a alguien, una pareja británica, inmediatamente fue a investigar. Ella había vivido en este pueblo por más de cuarenta años; era prácticamente su deber dar la bienvenida a los recién llegados.

Meredith estaba un poco decepcionada de que los nuevos propietarios de la cabaña no tuvieran la intención usarla de residencia permanente, al parecer, habían comprado la casa para vacaciones, pero, sin embargo, eran personas muy interesantes.

Eran una pareja sorprendente: dos hombres guapos, altos y bien vestidos, recién casados y obviamente muy enamorados. El más viejo, Sunghoon, probablemente tenía más de treinta años. Era educado pero un poco reservado. A decir verdad, había algo en sus ojos que hacía que Meredith se preguntara si realmente él era el hombre de negocios que había afirmado ser.

El más joven, Jake, era tan lindo. Aparentemente, era una especie de periodista de videojuegos que escribía críticas sobre los juegos. Interiormente, Meredith se burlaba de un trabajo tan extraño, pero el joven estaba tan obviamente orgulloso de este que no tenía corazón para decir nada.

Cuando ella les preguntó cómo se conocieron, sucedió lo más extraño.

—Me secuestró —dijo Jake.

—Nos conocimos en un crucero —le corrigió Sunghoon—. Un crucero muy aburrido.

—Me compró en una subasta —dijo Jake con una sonrisa deliciosamente sucia.

Meredith se sonrojó. Ella podría ser vieja, pero no estaba muerta.

Sunghoon le dirigió a su esposo una mirada de sufrimiento y le dijo:

—Por favor ignóralo, Mer. Él tiene una imaginación muy vívida.

Jake se rio y estuvo de acuerdo, deslizando su mano en la de Sunghoon y enlazando sus dedos.

Pocas personas habrían notado la mirada que la pareja intercambió, la pequeña sonrisa burlona en los labios de Sunghoon mientras apretaba la mano del pelirrojo, pero Meredith si lo hizo.

Y ella se maravilló.

FIN


AHORA SIIII. Muchas gracias por haber seguido la historia, por sus votos, sus comentarios y por el apoyo. Tengo planes de adaptar otra obra en sungjake, pero también tengo pendiente la de hades que es como la continuación de "under the sea" pero en este caso sobre hades y su humano (sunki), así que quiero organizarme para ver cómo hago con ello. Por lo pronto, en unos días publicaré un mensaje para darles dos propuestas de obras y ver qué temática quieren.  Aunque también quisiera publicar una obra Jaywon, tantas ideas y capaz no hago ninguna. En fin. Sin más que decir, solo quiero agradecerles de nuevo y cuídense, ya saben, tomen agüita. Nos estamos viendo en otra obra. xoxo

No shame |Sungjake|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora