CAPÍTULO OCHO

288 50 0
                                    


Jake bostezó y enterró su cara más profundamente en su almohada. Su almohada se movió.

—Despierta dormilón.

Jake abrió los ojos. Se encontró mirando a los oscuros ojos de Sunghoon, con la cara a centímetros de distancia.

—¿Has dormido bien? —dijo Sunghoon, su voz espesa por el sueño.

Jake estaba medio dividido entre golpearlo o empujarlo sobre su espalda y lamerlo de la cabeza a los pies. A nadie se le debería permitir ser tan jodidamente atractivo y tener una voz tan sexy al despertar.

—Dormí como un bebé—murmuró Jake, reprimiendo ambos impulsos—. Tu brazo es muy cómodo.

—Me alegra de que al menos uno de nosotros esté cómodo —dijo Sunghoon, con los labios crispados—. Mi brazo se durmió hace horas.

Sonrojándose, Jake movió su cabeza hacia el pecho de Sunghoon.

—¿Mejor?

Sunghoon se rio.

—Me gustas, Jakey.

Jake sonrió contra la cálida piel de Sunghoon y lo besó en el pecho.

—Me gustas, también —Lo hacía. Un poco demasiado para su comodidad. No era solo atracción física; a su edad, se sentía atraído por mucha gente. Se sentía bien con Sunghoon. Cómodo. Tintineante y cálido por dentro. Como si nada malo pudiera pasar.

—¿Tenemos que levantarnos? —murmuró, acariciando el pecho de Sunghoon. El tipo tenía unos pectorales increíbles, pero, para consternación de Jake, no era la razón por la que no quería moverse—. Acaricia mi pelo.

Sunghoon resopló.

—Mandón —dijo, pero hizo lo que le dijo.

Jake tarareó de satisfacción cuando los dedos de Sunghoon comenzaron a pasar por su cabello. Joder, se estaba volviendo un poco adicto a esas manos. Trató de no imaginar lo bien que esas manos se sentirían en su cuerpo; no tenía sentido preguntarse sobre algo que nunca sucedería.

—Tenemos que levantarnos —dijo Sunghoon después de unos minutos de silencio amistoso—. Tengo hambre y probablemente tú también la tengas. Eres un niño en crecimiento. Deberíamos ir al restaurante. — Buscar a Brylsko.

Jake suspiró. Sabía que Sunghoon tenía razón. No podían pasar el día en la cama, sin importar lo atractiva que pareciera la perspectiva en este momento.

—Está bien —dijo, quitándose a regañadientes de Sunghoon y tratando de ponerse en la mentalidad correcta. Tenían un trabajo que hacer. Sin mencionar que probablemente era una buena idea poner algo de distancia entre ellos. Se estaba poniendo demasiado cómodo con Sunghoon. Como alguien que había sido independiente toda su vida, este... apego, que se estaba formando rápidamente, comenzaba a ponerle nervioso. Si no tenía cuidado, estaría en problemas. Necesitaba recordar que solo era un novato al que Sunghoon, el Agente 11, tenía que cuidar en esta misión. Nada más.

Cuanto antes terminara el trabajo, mejor.

-

-

-

-

-

-

-

Yeseo le hizo un discreto pulgar arriba a Jake, cuando él y Sunghoon se sentaron en el restaurante. Estaba en compañía de un hombre de mediana edad, con el cabello canoso, que se comportaba como si fuera el dueño del mundo. El tipo tenía una cara fuerte y robusta, pero parecía que podría ser su padre y no su amante. Sin embargo, Yeseo parecía feliz, así que Jake pensó que su Sugar Daddy debía estar bien.

No shame |Sungjake|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora