CAPÍTULO 26

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NATHAN  

"Tenía el arcoíris más hermoso en sus ojos, porque al mirarme pintaba de colores mi vida" – El Principito

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Tomar la decisión de poner espacio entre Amber y yo fue difícil, pero era lo mejor para ella; Amber necesitaba sanar, necesitaba concentrar toda su atención en recuperarse y tenía que aprender a confiar en si misma, sin tener miedo de decir o hacer algo que pudiera molestarme; ella todavía se asustaba cuando las cosas se caían, todavía tenía pesadillas que la despertaban gritando e inconsciente o conscientemente solía ocultarse en mis brazos cuando temblaba y aunque me sentía orgullo y feliz de que confiara en mi lo suficiente para buscar seguridad en mis brazos, no quería que dependiera de mí; ella merecía sentirse a salvo por si misma y si para ayudarla era necesario tomar distancia, entonces lo haría, porque la prioridad en este momento era su salud física y mental, por ende, jamás sería egoísta de solo elegir lo que me hiciera sentir mejor a mí, no cuando ella necesitaba mi apoyo.

Por otro lado, tomar distancia no significaba que no volveríamos a hablarnos, solo significaba darnos el espacio adecuado a cada uno para solucionar sus propios problemas y sanar sus heridas para así comenzar una relación desde cero, con la mente sana y el corazón fortalecido.

Hay personas que dicen que si no están junto a la persona que aman, pueden perderla u olvidarla; actúan poniendo de excusa a la distancia cuando el problema no era la distancia, el problema eran las personas que no sabían amar sin tocar, sin ver, sin escuchar; pero yo no necesitaba tocarla para saber claramente que la amaba, porque al final, el amor se siente con el corazón, no con el cuerpo y solo me hacía falta imaginar sus ojos o el sonido de su voz para que mi corazón estallara en mi pecho solo al pensar en ella; la verdad es que el cielo se veía pequeño en comparación con lo que sentía por Amber y esos sentimientos jamás desaparecerían.

Habían pasado algunos días desde que tomamos la decisión de separarnos por un tiempo y durante estos días la acompañé a la fundación Lennox para pedir información y ver como sería el proceso para participar en los grupos de apoyo y las actividades que la ayudarían a fortalecer su confianza; el lugar era impresionante y con una atención de primera calidad; todos eran amables y la privacidad se respetaba, además, por el rostro de Amber noté que le gustaba y que se sentía cómoda lo que me alegró, después de todo, lo que yo más deseaba era verla segura, feliz y brillando como la estrella que era.

Hoy finalmente se llevaría a cabo el juicio y después de este día, Amber por fin podría cerrar el capítulo en su historia que involucraba a Troy; ella merecía poner fin a todo ese tormento y que la pesadilla que ese sujeto había provocado terminara para ella y yo iba a estar a su lado para darle el apoyo que necesitaba, como se lo había prometido el día que decidió confiar en mí y contarme lo que por mucho tiempo había callado.

-        Buenos días a todos, vamos a proceder con el juicio del acusado, Troy Clement, en el caso de agresión agravada contra la víctima Amber Miller con quien sostuvo una relación con un historial de abuso para la que se han presentado las pruebas documentadas del caso – dijo el juez y tomamos asiento

Amber estaba tensa a mi lado mientras un gran equipo de abogados y mi padre nos acompañaban; Raquel también estaba aquí, dándole apoyo y justo frente a nosotros en el lugar del acusado estaba Troy quien se veía desaliñado, furioso y con los ojos inyectados de sangre, pero me alegró demasiado verlo esposado, tal y como se merecía estar desde hace mucho tiempo.

Cuando el juicio comenzó y las pruebas fueron presentándose poco a poco, Amber se aferró a mi mano con fuerza casi sin pestañar; ella estaba nerviosa y sentía miedo, eso era obvio, pero no bajó la cabeza en ningún momento y se mantuvo firme lo que poco a poco pareció enfurecer más a Troy, pero en el momento en que los abogados comenzaron a acribillarlo con preguntas para las que teníamos evidencia confirmatoria, fue que finalmente explotó con toda la violencia de la que siempre había sido capaz y la policía tuvo que sujetarlo para poder regresarlo a su lugar; ya no quedaban dudas sobre el monstruo que era y sobre todo el daño que le había ocasionado a Amber, pero aun así, ella tomó su lugar en el estrado cuando fue su turno y habló sobre ese día, sobre cómo Troy entró después de que ella acabara de cantar, la forma en que la atacó y como estuvo amenazándola por teléfono días antes; habló sobre los golpes, los insultos y sobre el dolor que sintió; ella declaró todo lo que sucedió y que las cámaras confirmaban, así como el testimonio de los paramédicos y los doctores que se habían encargado de atenderla; la psicóloga que la trataba también testificó y mientras más se hablaba en el juicio más hundido quedaba Troy; fueron años de abuso a los que sometió a Amber, años de golpes, años de dolor y las pruebas eran evidentes; él era culpable, de eso no había ninguna duda, pero lo que queríamos conseguir era la pena máxima posible y una reparación civil para Amber.

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