parte 3

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Una vez alguien me dijo que las niñas educadas no maldicen ni insultan. Yo soy una niña educada, pero a veces quisiera mandar al diablo a todos, quiero gritarles, quiero maldecirlos. Quisiera tener una hora en donde la niña educada no exista y pueda gritarles a todos lo mucho que quiero que se jodan. Me siento, mis dedos agarran fuerte las sábanas. No importa cuánto llore las lágrimas parecen no acabarse a veces me pregunto ¿cómo entran todas en los pequeños ojos de las personas?

Llore hasta que la alarma me dijo que me calle y me valla a vestir. Nana no se dio cuenta que había estado llorando, porque no fue mucho tiempo. Me dejo en el colegio como siempre. Camine por los elegantes pasillos, noto que algunos estudiantes me miran de reojo.

“Era de esperarse” pensé. Ni siquiera me importa.
Entro al salón y algunos compañeros me saludan en cambio otros prefieren ignorarme y seguir con sus conversaciones. La profesora entra y como todos los días hacemos una reverencia.

-Buenos días estudiantes-entro con una reluciente sonrisa de mujer en victoria. - Abran sus libros en la página 40.

Todo fluía con normalidad, hasta que sin darme cuenta caí dormida. Mi mente continua con la misma película o por donde se había quedado.

Apesta a orine, el piso esta mojado y cubierto con lodo. Los estudiantes llamaron a un profesor porque había alguien gritando en unos de los baños, el profesor pregunta que pasa, pero yo no respondo solo continúo gritando. Aún recuerdo lo tan destrozada que me sentía. todo sonador tarde que temprano tiene que despertar, me hubiera gustado no despertar nunca de mi sueño. El sueño en el que tú y yo aun éramos las mejores amigas. 

Siento un pequeño toque en mi hombro, me levanto sobresaltada. Miré a la profesora y enseguida caí en cuenta que me había dormido, me disculpo con ella. Como era la primera vez que me quedaba dormida no se enfadó, solo me mando a lavarme la cara. Cosa que hice.

“¿Que me está pasando? " pensé. Antes de volver al curso, pase por la cafetería, necesitaba una taza de café extra cargado.

-Buenos días, señora Ámbar- Ella me mira un poco sorprendida y me pregunta por qué no estoy en clases- Ayer me enfermé y no pude dormir bien (obvio que eso no es verdad) Y necesito con urgencia una taza de café extra cargado ¿por favor? - su expresión cambia a una más divertida.

-Ya te lo traigo querida- volteo. El colegio Albert Einstein tiene alrededor de 5 cafeterías y un gran personal. -Aquí tienes querida- le agradezco.

Entro al salón menos cansada que antes. Gracias al café pude mantenerme despierta hasta la hora de recreo, donde me dirigí rápido a una de las azoteas del colegio. Hoy al igual que todos los días no tengo mucha hambre, por eso pedí una ensalada caprese y me senté en uno de los bancos termoplásticos a esperar a ese silfo. Mientras comía fui interrumpida por una pequeña ráfaga de aire que se desato frente de mí. Era Sander o algo así.

-No te asustes, yo soy- explico el viento. No estaba asustada, anteriormente ya había desaparecido frente a mí, pero nunca me había hablado en esta forma, no podía verlo, pero si escucharlo. La humanidad esta tan cegada por estupideces que no han visto lo que se oculta frente ellos. El mundo está lleno de una multitud de seres mágicos.

-No estoy asustada, solo muy sorprendida- el soltó una risita-.? ¿Para qué querías verme?


-Quería darte un regalo- dijo con un tono bajo, casi susurrando. De la nada apareció alado mío una bandeja mediana llena de frutillas, unas lindas y apetitosas frutillas-. La bandeja es de tu Nana, lo siento es que no tenía en donde ponerlas.

-Gracias por el regalo- agarre una frutilla y la deposite en mi boca, estaban muy deliciosas.

- ¿Te gustan? - asentí con la cabeza. No podía hablar porque mi boca estaba llena.

-Me gustan, gracias de nuevo- dije después de deglutir la frutilla.

-Adira ¿puedo quedarme un rato? - sugirió. Sander estaba algo raro hoy, hablaba muy bajo y pronunciaba las palabras algo temblorosa.

-Ya me tengo que ir- no era mentira, mientras me dirigía a la azotea me tope con mi dirigente y me dijo que pase por su oficina.
-Oh está bien- dijo un poco triste por mi respuesta.

-Puedes venir en la noche, porque en la tarde tengo que salir con Nana- sugerí.

-Está bien, entonces nos vemos en la noche- dijo con un tono más alegre.

-Okey, adiós- me levanté, cogí las frutillas con mi ensalada, agradecí por el gesto de nuevo y me alejé de él.

Llegue a la oficina de mi dirigente, y estoy segura de que me llamo para hablar sobre lo que paso con Jade, aunque me encantaría estar equivocada, no quiero tocar ese tema y peor tener que verla, ya es suficiente con verla en clases.

-Buenos días dirigente- saludo con mucha educación. Siento un gran alivio al no verla hay. Entonces eso significa no me llamo para hablar sobre eso.

-Señorita Adira tome asiento- dijo con educación. Me senté.

-Señorita Adira como usted ya sabrá que el colegio Albert Einstein, es un colegio de elite donde solo los jóvenes con notas sobresalientes logran pisarlo. Usted paso el examen y gano una beca ¿verdad? - asentí- bien. Muy pronto será el aniversario del colegio y la junta directiva la ha escogido a usted para que dé el discurso de oro ese día.

Abrí mucho los ojos y mis labios formaron una O. Esta noticia alegraría a cualquiera, pero a mí solo me provoco dolor de cabeza y un poco de mareo. El discurso de oro se trata de narra toda la historia del colegio. Aquel discurso solo lo dicen aquellos estudiantes que destacan entre los demás, jamás pensé que me escogerían a mí. No puedo aceptarlo tengo un problema y es que no soy buena hablando en público, lo máximo que puedo es exponer frente a mis compañeros, pero en este evento tendré que hablar frente a una gran multitud de personas, también frente al director y los inversionistas y otras importantes personas. No puedo hacer esto.

-Gracias por la oportunidad, pero primero tengo que hablar con...

-Hablamos con tu representante y acepto- hablo rápido, evitándo me termina la oración.

-Él no es mi representante, mi representante es Na...

-Ella también acepto- la miro confundida-. Me tome la molestia de llamarla también- explico- tienes alguna otra excusa que decirme.

-No-. la mire con seriedad-. Gracias por haberme tomado en cuenta ¿Puedo irme? 

-Claro- antes de salir de su oficina me llamo-. Señorita Adira lo harás excelente, confió en ti- asentí con la cabeza y salí.

Salí con ganas de vomitar hasta lo que no había comido y muy enojada con Nana, no puedo creer que acepto algo sin primero consultármelo.

Llegue a casa y lo primero que quería era hablar con Nana, no quería hablarlo después de comer, sino ahora. Entre a la casa, ella se encontraba en la cocina hablando por teléfono, al principio pensé que era un desconocido hasta cuando ella se despidió y dijo su nombre.

-Nana- se pegó un pequeño susto, no había escuchado entrar, tampoco se había percato de mi presencia- ¿qué quería?

-Ah, nada, solo llamo para felicitarte por hacer sido escogida para dar el discurso de oro- actuaba raro, se manoseaba mucho las manos y eso hace cuando esta nerviosa y estoy segura de que era porque estaba consciente de lo molesta que me iba a poner al enterarme lo que hizo.

- ¿Piensa ir ese día? - Nana se puso más nerviosa, abría la boca, pero la volvía a cerra. Era como si dudara en si decirme o no-. Nana- insistí.

- No- soltó, pero en su cara se veía lo arrepentida que estaba de habérmelo dicho-. Ese día aun estará en el barco, pero me pidió que te grabará y le envíe el video- dijo. Pensando que tal vez eso me alegría.

-No le podrás enviar nada, porque no lo voy a hacer- anuncie.

En pocos días se han presentado situaciones que no hicieron nada más que llenarme de enojo y siento que si no salgo de aquí terminare descargando todo sobre Nana, y Nana es la única persona a la que no quiero lastimar, porque es lo único que tengo en este mundo vació que llamo vida.

-Voy a mi cuarto- dije sin ninguna expresión en mi rostro.
-No piensas comer nada- hablo rápido. Le respondí que no, pero Nana en un intento de desesperación comenzó a insistir más.

- Nana, solo..., solo quiero ir a mi cuarto no insistas por favor- subí rápido las escaleras, me encerré en el cuarto y no volví a bajar.

Y este es el final de la 4 parte
Gracias a las personas que leen mi historia y me dan sus apoyo

Muy pronto volverá la 5 parte con más emocion y lindas imágenes
Nos vemos


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