parte 2

4 1 0
                                    

Después de terminar de limpiar la cocina volví a subir, pero Sander no volvió a parecer hasta la tarde del día siguiente.


- Te gusta el helado- pregunto, sentado en el pequeño sofá.


- A todo el mundo le gusta- conteste, sentada en mi escritorio haciendo la tarea.


-Eso no fue lo que pregunté- Le respondí que sí, sin dejar de hacer lo mío.


-Jamás he comido uno, pero mira lo que encontré tirado en el bosque- dijo, sacando un folleto arrugado de sus descoloridos jogger café y poniéndolo encima del escritorio. Lo agarre. El folleto decía que este sábado iban a vender helado a un precio económico. Soy la clase de persona que no le gusta salir a menos que sea necesario, así que iba a rechazar la oferta o eso intente hacer. Hasta que Nana llego a interrumpir.


-Adi- toco la puerta. Sander como arte de magia desapareció rápido. Y ya que todo parecía ser seguro le dije a Nana que entre,- Adi disculpa que interrumpa tu hora de estudio, pero quería avisarte que el sábado nos vamos a comprar la comida para la semana que viene y también quiero aprovechar para comprar unas telas hermosas que vi. - dijo emocionada. No me gusta salir y peor si es para comprar telas, pero sé que no voy a poder escapar de ella a menos que...


-No puedo acompañarte porque me ese día voy a salir- le muestro el folleto. Me mira, mira el folleto, me vuelve a mirar. Estoy 100% segura de que no me cree-. No estoy mintiendo. La semana pasada conocí a un chico y el me invito a salir y como tengo tiempo que no como un helado acepte.


- Ya veo- cruzo las manos-¿ Es un chico de tu clase? o ¿de donde es?- le conteste que era de mi clase. Ella no dijo nada solo me examinó de arriba abajo y después se marchó.

Estoy segura de que no me cree, ella sabe cómo soy como para creerse ese cuento. Volví nuevamente a mi escritorio. Sander volvió a parecer y con un tono bromista comenzó a molestarme.


-Me siento utilizado- dijo, cubriéndose en pecho con sus manos.


-¿Quieres ir o no?- voltee a mirarlo, resistiendo las ganas de reír por su actuación ridícula. Respondió que si - Entonces no digas nada-le di la espalda.


-Por lo que veo comprar telas es una tortura para ti- rio.


Después de eso no volvimos a hablar. Sander se quedó sentado en el mueble leyendo un libro que me pidió prestado, yo haciendo los deberes, pero no puedo concentrarme del todo; tengo muchas preguntas sobre Sander, pero entre todas esas preguntas habría una que habría hecho si nana no nos hubiera interrumpido ayer, ahora no sé cómo preguntarle.


-Quieres preguntarme algo- hablo sin quitar la mirada de su libro. Eso me tomo desprevenida, ¿cómo lo sabe? ¿Acaso se notó tanto? ¿puede leer las mentes?


- ¿Perdón? - típica oración que decimos cuando algo nos sorprende o queremos escucharlo de nuevo. Voltee a mirarlo ocultando mi expresión de desconcertada.


- Tu mente no parece estar concentrada en los deberes porque llevas casi dos horas con el mismo deber, no has escrito casi nada en tu cuaderno. Supongo que es porque tienes muchas preguntas, pero no sabes cómo preguntarme ¿verdad?




Les pido perdón por no haber publicado el día sábado
Estuve un poco enferma
Esta semana seré puntual
Gracias a todos por apoyarme hasta ahora


tu sonrisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora