parte 9

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Hay una cosa que anhelo tener y eso es paz algo que al mundo le cuesta dar. Lo que paso en la entrada y el tenerte alado mío sentada me está ahogando. En las primeras 3 horas de clase el silencio reino entre nosotras. Tus ojos como las hojas de los árboles siempre me parecieron hermosos, pero desde ese día no quise volver a verlos porque tus ojos traen de vuelta los recuerdos de nuestros días felices y consigo también el dolor de aquel día.

Mi salón es muy amplio y lo que más me gusta de él es que a mi izquierda se encuentra una alargada ventana en la puedo ver a las aves bailar en el cielo tan libres, pero lo que odio son las mesas largas porque tenemos que compartirlas y para mi mala suerte a mí me toco compartirla contigo. Una delicada mano se acercó a mí arrastrando por la mesa una carta, la ignoro, pero mis oídos no pudieron ignorar tu voz diciéndome << lo siento Adira>> te disté la vuelta y te marchaste corriendo, dejándome con la invitación de tu cumpleaños, la vi de reojo y puede visualizar la fecha de la fiesta.

No voy a ir a esa fiesta porque ese día tal vez ya abre desaparecido como un ave que remonta el vuelo para ser libre.

El día termino, el sol esta sofocante como de costumbre, todos están felices de poder irse a sus casas, Nana me dijo que hoy en la mañana que haría carne para almorzar, ya quiero salir de aquí para poder respirar. Suena el timbre indicando la hora de salida, todos comienzan a guardar sus cosas y a irse. Yo también me apresuro a guardar mis cosas para salir rápido de tu presencia, pero tu mano alcanzo mi brazo y me quede sin escapatoria.

-Adira, espera quiero hablar contigo por favor. - dijo sujetándome del brazo con una mirada desesperada.

-¿ Acaso no puedes dejarme en paz? - tire bruscamente de mi brazo para zafarme de su agarre.

- Solo quiero arreglar las cosas entre nosotras y demostrarte lo arrepentida que estoy. - dijo poniendo sus manos sobre su pecho, mirándome fijamente con los ojos llorosos.

Cuando ella dijo eso un recuerdo apareció en mi mente, un recuerdo que me enojo mucho, pero no era buen momento para salirse de control así que me traje el enojo y con la poca paciencia que me quedaba respondí.

-Ya basta, déjame en paz Jade. -dije, sin alzar la voz en un intento de salir de aquella situación tan incomoda. Una vez dicho eso me aleje de ella, pero jade no paro, sino que al ver que me alejaba decidió gritarme, provocando que los pocos alumnos que estaban en el salón nos miraran, lo cual me enojo más, pero me enojo más lo que ella grito.

- ¡Adira por favor solo te pido que me escuches! ¡¿acaso crees que eres la única que sufrió?! Pues no porque yo también sufrí cuando supe la noticia...

- ¡Cállate! - grite, gire mi cabeza hacia Jade y la mire con odio, odio que desde hace años siento por ella. Mi mente me decía que pare, pero no pude contener más la ira.

- Adira...lo-losiento yo solo...
Traté de calmar mis impulsos y quedarme callada he ignorar la situación como siempre lo he hecho, pero ya estaba cansada que ella siempre venga abrir nuevamente la herida que tanto quiero borrar, así que le solté a Jade en una descarga de odio mezclada con todo el dolor que había guardado muy adentro a mí.

- ¡Te odio! ¡Te odio desde aquel día en el que viste como me estaba muriendo y no hiciste nada, solo te largaste dejándome sola y ahora que estoy muerta quieres salvarme! ¡Eres una maldita hipócrita y no quiero escucharte, tampoco quiero volver a ser tu amiga, solo quiero que te largues! ¡No entiendes que no quiero saber nada de ti, por mi lado te puedes ir al diablo y me dará igual!

-Ya para Adira.- dijo Jade con la cara llena de lágrimas.

Los susurros comenzaron a invadir el salón, todas las miradas cayeron sobre mí, las manos empezaron a sudarme, todo se salió de control, agache mi cabeza por la vergüenza que sentía, lo único que paso por mi mente fue huir y eso hice, voltee rápido y me aleje de todos y mientras corría las lágrimas quedaban derramadas por los pasillos del colegio, logre salir, pero no de la tristeza que presionaba mi corazón sino del colegio. Algo dentro de mi quería saber hasta dónde podía correr sin parar. La mayoría de la gente correr para ver quién es más rápido, yo corro para huir de los problemas, para mí correr no es un simple deporte es mi forma de escapar...

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