parte 3

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Mi mente no lo pensó ni dos veces para mandar a mis piernas a correr, no entendía porque mi mente, corazón y mi cuerpo entero sentían las ganas de correr tan rápido hasta que recordé la pesadilla que tuve  y entendí él por qué. Mientras corría también recordé la ultima vez que  corrí bajo la lluvia, aunque ahora se siente diferente que aquella vez ¿Por qué será? Creo que ya se la respuesta aquella ves estaba corriendo sola, pero ahora tengo a Sander, mi paraguas. Y por alguna extraña razón eso se siente tan bien.

Llegamos a la casa. Antes de subir al cuarto fui a la cocina a guardar los helados en el refrigerador.

-Tu casa es más linda que la mía- elogio-. En algún momento te llevare a conocer mi hogar si gustas- lo mire y asentí con la cabeza. Una vez en el cuarto le pedí que me espere en el balcón, por que aunque no me moje, no quería seguir con esta ropa. Para mí no hay nada mejor que llegar a la casa y ponerte ropa cómoda. Me puse mi camisa negra y mi amado pantalón rosa de pelusa que Nana me lo compro el año pasado por que le gusto el diseño de corazones blancos, también busque una toalla para Sander.

- Ya puedes entrar -grite. Sander entro como un niño obediente- toma para que te saques- dije poniéndole la toalla en las manos  sin percatarme de que él estaba seco.

-¿Para que me la das?- dijo confundido. Lo mire y recién me di cuenta de que el estaba seco.

- ¿!Por qué estas seco¡? - le toque la manga de su camisa y lo mire sorprendida

-Por que estoy hecho de aire y también puedo controlarlo. En pocas palabras soy poderoso-dijo con un aire de superioridad y una cara picara.

Trata de impresionarme, si supiera que con el simple hecho de que sea un silgo y este en mi cuarto ya estoy más que impresionada.

-Entonces voy a haber los helados- salí del cuarto y volví a subir, pero esta vez con la caja de helados. Nos sentamos en la cama.

-Ten tu helado- lo tomo. Sander me dijo que lo probemos al mismo tiempo, eso me pareció tonto, pero le seguí el juego porque no quería dañarle el día alguien que nunca ha comido un helado, muchos menos si ese alguien me dio un presente.
-1,2,3 ya- probamos juntos el helado. Sander pego un grito al cielo, sus ojos brillaban con gran intensidad-. ¡Esto sabe increíble! No puedo creer que haya vivido tantos años sin haber probado esto.

-Veo que te gusto mucho- dije amablemente.

-! Estas loca, me encanto, lo amo!

- grito de emoción. Yo no le respondí nada, solo me senté a esperar el momento en que se atore con su helado o sufra un fuerte dolor de cabeza por comérselo tan rápido. Lo primero no paso, pero lo segundo sí.

-Adira me duele la cabeza ¡ay! -se quejó y rápidamente dejo aun lado el helado y puso sus manos sobre su cabeza. Me arrodille frente a él y le dije que toque su paladar con la lengua porque una vez leí que eso ayuda en casos así. Lo hizo y funcionó el dolor se fue.

-¿ Te sientes mejor?- pregunte. El asintió con la cabeza y me agradeció.

Me alejé de él y me senté en el escritorio, agarré un cuaderno, pero no escribí nada. Sander me pregunto que estaba haciendo, pero ni siquiera yo sabía lo que estaba haciendo.

-Trato de escribir un discurso.

- ¿Vas a dar un discurso? ¿Cuándo? - dijo más feliz y emocionado que yo- puedo ir ese...

-Claro que no- interrumpí rápido. El me miro confundido y quien no lo haría-. Lo siento no quise ser grosera solo que no se si lo de.

-¿Por qué piensas que no?

- ¡Por qué va a haber un montón de gente ese día! ¡Porque no soy buena hablando en público! - me queje en un tono alto casi gritando-. Lo siento yo..., yo no sé qué hacer. Todos los de la junta directiva incluyendo a Nana quieren que de ese discurso y no es como si no quisiera hacerlo, es solo que..., no lo sé.

-¿Tienes miedo?- lo mire. Esa era la palabra correcta, tenía miedo

– Hazlo, yo te ayudo.

- ¿Como piensas ayudarme?

-Si el día del discurso te llegas a olvidar de algo, yo te lo susurro en el oído

-Y cómo te puedes hacer invisible- interrumpí un poco emocionada.

-Nadie me vera- interrumpió más emocionado-. Hazlo Adira.

-¿Me prometes que estarás hay?- quería estar segura. Sander se levanto de la cama y se arrodillo frente a mi y con mucha delicadeza tomo mi mano y deposito en ella un beso que me hizo estremecer mi corazón y con una voz serena me dijo : Jamás te dejaré sola Adira.

“ ¿Qué es está sensación? “ pensé confundida nunca antes me había sentido de esta manera ¿ Que me está pasando? ¿ Acaso siento algo por Sander?. En ese momento Nana tocó la puerta interrumpiendo nos. Yo enseguida me levanté abrir la puerta y Sander pues…, se tuvo que ir.
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Muchas gracias a todos los que siguen leyendo mi libro
Nos vemos pronto con un nuevo episodio

tu sonrisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora