18 -ع

128 10 8
                                    

Estaba decidida a llegar a esa casa y encontrar respuestas. No podía negar que esta situación me superaba; la incertidumbre me hacía sentir insegura y vulnerable. Cada paso que daba era un recordatorio de las incógnitas que me atormentaban, aumentando mi ansiedad.

Las plantas de mis pies ardían con cada paso. Había estado caminando sin descanso durante horas, y el agotamiento se reflejaba en la forma en que arrastraba los pies por el suelo polvoriento. Sentía el cansancio acumulado en mis piernas, pero no me detenía. Sabía que debía seguir adelante.

Mis sentidos estaban adormilados  por el cansancio, y cada músculo de mi cuerpo pedía a gritos una pausa. Mis ojos, pesados por la fatiga, apenas podían mantenerse abiertos, y el zumbido en mis oídos se intensificaba a medida que avanzaba. Sin embargo, la promesa de respuestas y la necesidad de entender lo que estaba ocurriendo eran demasiado poderosas para ignorar.

Cuando llegué al portal una pizca de esperanza se asomó en mi interior, milagrosamente todo estaba de mi mano, un vecino saliendo de este me permitió la entrada , con rapidez , aunque con esfuerzo, subí las escaleras hasta llegar a la puerta que sorprendentemente se encontraba entre abierta.

Entrando con sigilo, traté de no llamar la atención. El lugar estaba tranquilo, apenas iluminado por unas pocas lámparas. Cada paso que daba era cuidadoso, evitando hacer ruido.

No era conveniente que me descubrieran, ya que por obvias razones me acabarían echando, tal como me habían advertido. Mantuve mi respiración controlada y avancé lentamente, pegándome a las sombras. Podía oír el murmullo de voces en una habitación cercana, lo que me hizo ser aún más cautelosa.

Fijándome bien en los cuerpos que se encontraban teniendo una tranquila conversación , sentí como las nauseas se me arremolinaron en mi  estomago .

-Conoces a mis hermanas y mi madre por lo que no habrá problema- dijo Amin con esa característica voz gruesa.

Nada más escuchar esa confesión de su parte, la frase me impactó,tratando de  repetirse en mi cabeza,tratando de procesarlo  como un martilleo incesante. El eco de sus palabras me atormentaba, cada repetición desgarrando un poco más mi alma.

Al fijarme bien en la chica que se encontraba frente a él, la magnitud de la situación me golpeó con fuerza. Un sollozo profundo y amargo escapó de mí, desbordando el dolor y la desesperación que ya no podía contener.

Estos al escucharme se dieron la vuelta asustados. Fijándome en la reacción de este noté una leve sorpresa sustituida rápidamente por amargura.

Ella al contrario aprovechó la situación en su conveniencia y rápidamente se acercó a él inocentemente.

-¿Qué mierda haces aquí?- rugió el asustándome.

No lograba balbucear ninguna misera palabra, simplemente pensaba en la manera en la que había fallado en su promesa.

Prometió no meter a ninguna otra mujer en esta casa.

Sentía cómo las lágrimas caían lentamente por mis ojos, y el dolor era profundo, casi insoportable. Cada lágrima parecía cargar con un peso inmenso, intensificando el sufrimiento que me invadía.

- Te he preguntado maldita seas- gruñó lentamente, mientras se deshacía de Nisrin y caminaba peligrosamente ante mí.

La mirada que tenia era lo que más me dolía, ya no estaba esa mirada que me dedicaba y me hacia sentir llena . No. Esta era sustituida por una mirada que deseaba hacerme cenizas , me despreciaba .

-No me hagas repetirlo- susurró llegando hasta mí. Notaba como temblaba su respiración, como al exhalar irradiaba una bocanada de aire.

-Déjame explicártelo - supliqué con la voz entrecortada, mostrándole sin vergüenza esta parte de mí.

SabrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora