9-ذ

133 9 0
                                    


—¿Por qué todo lo que gira alrededor del romanticismo es tan complejo y abstracto? —preguntó Noor, frunciendo el ceño, visiblemente frustrada. El ambiente en la sala se había vuelto tenso, como si su duda hubiera llenado el aire de incertidumbre.

—No lo es. Simplemente la pareja se busca esos desafíos —le respondí, tratando de simplificar su pregunta, aunque sabía que no sería suficiente para calmar su confusión.

—No te entiendo,Kamar—contestó ella, desesperada, como si mis palabras no fueran lo que esperaba.

Suspiré, manteniendo mi postura.

—A ver, Noor, ¿qué se necesita para el amor? —le pregunté, intentando que reflexionara por sí misma.

—No sé, se basa en muchos factores. No podemos conformarnos solo con uno —dijo ella, estresada, como si buscara una respuesta definitiva.

—Ahí te equivocas —le corregí suavemente—. Para enfocarnos en esos factores, debe haber un estímulo principal: la correspondencia entre las dos partes. Si no hay eso, el resto no importa —dije, tratando de hacerle ver la simplicidad detrás de lo que parecía complejo.

Noor se quedó en silencio, reflexionando. El ambiente entre nosotras se sentía más pesado, y aunque ella pensaba en lo que le había dicho, yo no podía dejar de preguntarme: ¿Por qué tanta insistencia en este tema del amor?

Le sonreí con picardía, intentando no parecer acusatoria.

—Noor, ¿por qué tantas preguntas sobre este tema? —le pregunté, mirándola con una sonrisa juguetona, para que no sintiera que la estaba juzgando.

—Ehm... —tartamudeó, sus mejillas enrojeciendo al instante. Algo había detrás de sus preguntas.

Antes de que pudiera responder, la puerta de la sala se abrió de golpe. Amin entró sin previo aviso, interrumpiendo nuestra conversación de manera tan abrupta que el aire entre nosotras se cortó.

—Bueno, ya me voy —dijo con simpleza, caminando hacia la puerta. Pero, justo cuando estaba por salir, se detuvo y se giró hacia mí.

Yo me tensé de inmediato. No quería hablar con él, ni siquiera mirarlo. Mantuve la vista fija en cualquier otro lugar, decidida a no darle la más mínima atención.

—Mhm —respondí sin siquiera alzar la mirada, intentando hacer evidente mi distanciamiento.

—Kamar—dijo mi nombre con una lentitud que me incomodó. Sentí cómo mi estómago se contraía levemente, esas molestas mariposas que no quería reconocer. Me debilitaba, y lo sabía.

—¿Puedo hablar contigo un momento? —insistió, su voz más suave ahora.

—No es necesario, ya te he escuchado —contesté rápidamente, evitando cualquier contacto visual. No quería alargar esta conversación más de lo necesario.

Amin suspiró, frustrado por mi resistencia.

—No es lo que piensas, quiero solo hablar . No quiero que haya malentendidos entre nosotros —dijo, acercándose un poco más. Podía sentir cómo su presencia invadía el espacio, cargando el ambiente de una tensión que me resultaba asfixiante.

—No hay nada que aclarar —respondí, rápidamente . Sabía que si lo miraba, mis defensas se desmoronarían, y eso era lo último que quería. Me limité a mantener los ojos fijos en Noor, quien nos observaba en silencio, con una mezcla de curiosidad y preocupación.

—Qamar, por favor, solo quiero que hablemos —insistió. Su tono era casi una súplica, pero yo no estaba dispuesta a ceder.

—Lo siento, pero no tengo tiempo para esto —dije con frialdad, mi voz más dura de lo que esperaba. Quería dejar claro que no había espacio para más discusiones entre nosotros.

SabrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora