21-ق

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Nada mas escuchar esa voz miles de sensaciones pasaron por mi columna vertebral. Sintiendo sensaciones escalofriantes.

Cuando me giré lentamente me llevé una decepción . No era él.

Pero su contextura era parecida, sin darme cuenta estaba Dua abrazándole, haciéndome entender quien era.

Era realmente agraciado, justo lo que se merecía Dua, una chica tan perfecta como ella era lo que se merecía.

Si realmente estuviese embarazada, tendrían los hijos mas bonitos del planeta.

-¿Algún problema Dua?-preguntó Reda mirándola con ojos soñadores.

La miraba embelesado, y con solo observarla, los demás podían entender lo que sentía por ella. Era como si su amor se reflejara en sus ojos, transmitiendo una intensidad y una devoción que no podían ocultarse.

- Al parecer no se creía que yo fuese tu mujer - contestó Dua mirándole enfurruñada.

-¿Es esto verdad Susan?- contestó mirandola seriamente , cambiando drásticamente, tomando una actitud dominante.

Hasta a mi me asustó.

-Perdón señor no pretendía...- trató de excusarse.

- Es una advertencia clara, vuelve a ocurrir y estarás en la calle- prosiguió con determinación- Lo que diga mi mujer se hace y punto.

Si. Sentía envidia.

-Perdón señor- contestó entre balbuceos.

Esta situación me dejaba ver el poder que él tenía en la empresa. La manera en que todos lo llamaban "Señor", con un tono cargado de respeto y una pizca de nerviosismo, era reveladora. Podía notar cómo las personas ajustaban su postura y medían cuidadosamente sus palabras en su presencia, temerosos de provocar una reacción desfavorable.

-Reda te presento a Kamar- comenzó a presentarnos  Dua tras alejarnos de la entrada .

-Encantado , llámame Reda- contestó con educación , entregándome la palma de su mano , con educación le respondí-Dua me ha hablado un montón de ti.

-Espero que cosas buenas-dije con una risa nerviosa.

-¿Hay algo malo qué se pueda decir de ti?- preguntó Dua retóricamente.

La amistad que tuve con Dua fue siempre cercana. Amaba su manera de actuar, cómo siempre encontraba las palabras correctas para animarme cuando me sentía desanimado. Era como si tuviera un sexto sentido para entender mis emociones. Además, su risa era contagiosa; podía iluminar hasta los días más oscuros con solo una carcajada.

-Bueno subamos arriba- dijo Reda tras presentarnos.

Subimos por el ascensor y por lo bajo Dua recordaba a Reda como la había tratado la recepcionista.

-¿Cómo no se cree que soy tu mujer?- dice con burla-Si soy mas guapa que tu.

Y este comentario nos hace reírnos a los dos, ella al contrario seguía deplorando comentarios hacia ella, mostrando resentimiento.

Mientras tanto, yo estaba pensando en las mil maneras que tendría para explicar la situación. Desde mi punto de vista, no era muy exagerada; simplemente estaba siendo agrandada. Cada vez que repasaba los eventos en mi mente, me daba cuenta de que lo que había ocurrido no era tan grave como los demás lo hacían ver.

Sin darme cuenta ya estábamos llegando a sus despachos. Era bastante complejo ya que en el centro se encontraba una mesa en la que pienso que en conjunto debatirían sobre temas y en los laterales habían puertas que supongo que serian los despachos personales.

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