Frotándose los ojos mientras caminaba por el pasillo hacia la máquina de hielo, Harry pensó en la montaña rusa de la última hora. Más días como este, y no necesitaría la bebida o las drogas para llevarle al límite. Riendo irónicamente, metió la pala en la máquina. Cuando accionó el interruptor, hizo un fuerte ruido de trituración que trató de ahogar sus pensamientos, y miró por encima del hombro instintivamente por si alguien trataba de acercarse sigilosamente por detrás mientras no podía oírlo. Pero lo único que había en el pequeño vestíbulo era la máquina de hielo y no podía ahogar lo que pasaba, lo que quería era olvidar la sensación del cuerpo de Louis bajo el suyo, aunque sólo fuera por unos segundos. Cerró los ojos con fuerza y se dijo otra vez que lo olvidara. Era un territorio que tendría que permanecer inexplorado.
A solas en la habitación que en realidad no era la suya, Louis se puso de pie rápidamente y decidió aprovechar la oportunidad para cambiarse. No creía que fuera buena idea alojarse en esta habitación esta noche, por varias razones, pero no pensaba sugerir que se separaran. Se estaba poniendo cada vez más nervioso por el hombre que buscaban, y ninguno de ellos necesitaba estar solo. Pensó en su nuevo compañero y frunció el ceño mientras se movía. Harry había durado en una pelea casi limpia más del crédito que pensaba darle. Le había puesto patas arriba no una vez, sino dos veces. Y eso era condenadamente difícil de hacer, incluso cuando Louis estaba herido y riéndose incontrolablemente.
Mientras Louis se bajaba los vaqueros mojados, se dio cuenta de que por primera vez desde que conocía a su compañero, tenía verdadera curiosidad por él. También estaba empezando a respetar a regañadientes la capacidad del hombre y los nervios de acero para hacer frente a un marine en un callejón oscuro. Maldijo en voz baja y arrojó los pantalones y calzoncillos a la esquina con el resto de su ropa sucia cuando la cerradura electrónica hacía clic.
Harry entró para ver lo último que le ayudaría a olvidar lo que había en su mente: Louis Tomlinson delgado, nervudo y desnudo, músculos moviéndose bajo la piel bronceada y llena de cicatrices mientras se movía para agarrar la ropa limpia de la cama. Harry parpadeó un par de veces mientras la puerta se cerraba detrás de él y cambió de dirección para refugiarse en el cuarto de baño, donde tomó una toalla para envolver el hielo. Si estaba respirando con un poco de dificultad, ¿Quién más lo sabría?
Louis sacó un par de calzoncillos limpios y tomó la delgada camiseta blanca.—¿Estás bien? —gritó con tranquilidad.
Harry tragó saliva.
—Sí —respondió, la voz sorprendentemente firme mientras se miraba en el espejo—. Ningún problema. Aparte de los malditos golpes que me diste y de mi maldita mano, duele. —Trató de concentrarse en el hielo. Sacó una bolsa de plástico, la medio vació en el cubo y la ató antes de cubrirse toda la mano con la toalla.
—Lloriquea un poco, hará que se vaya —sugirió Louis.
—Muérdeme, imbécil —respondió Harry. Pero no había calor en su voz. Había dejado toda la ira en ese callejón, por el momento. Respiró hondo y salió, con la otra mano sostenía el hielo y se detuvo para apoyar un hombro contra la pared.
Louis estaba sentado en el borde de la cama poniéndose un nuevo par de calcetines, alzó la mirada expectante.
—¿Me trajiste algo? —preguntó finalmente, mientras le tendía la mano izquierda magullada y ensangrentada. Cuando se movió las palabras de su camiseta fueron más visibles. Era una sencilla camiseta blanca con un estampado marrón. Decía: "Tienes derecho a permanecer en silencio... ASÍ QUE CÁLLATE".
Harry miró la mano de Louis y movió su propia mandíbula hacia atrás y adelante. Extendió el hielo que había preparado. Podría hacerse otro si Louis lo aceptaba.
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Retirada (Larry Stylinson)
Детектив / ТриллерUna serie de asesinatos en la ciudad de Nueva York ha bloqueado tanto a la policía como al FBI, y ambos sospechan que el culpable es un solo asesino que manda un indescifrable mensaje. Pero cuando los dos agentes federales a cargo de la investigació...