Capítulo 22

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Camino al Holiday Inn llegó la llamada por la radio. Otro asesinato. El operador dio la dirección, el nombre del hotel, el número de habitación y Louis respiró hondo.

—Conozco ese número —dijo en voz baja—. ¿Por qué conozco ese número? — preguntó a Harry frustrado. Su cabeza le latía con fuerza, pero Harry no tenía por qué saber eso. ¿O sobre el negro en torno a su visión periférica?

Harry le miró con preocupación mientras conducía.

—Ve allí —pidió Louis—. Ve a la escena.

Harry asintió con la cabeza y metió la dirección en el GPS, y luego encendió la sirena mientras se abrían camino a través del tráfico hacia el hotel. La entrada principal ya estaba ocupada con policías de la ciudad y forenses del FBI. Una ambulancia esperaba en la zona de carga.

Louis estaba abriendo la puerta y saliendo del coche antes de que Harry hubiera aparcado, y este maldijo de manera creativa mientras le seguía a toda prisa. Louis salió en medio de la carretera, y Harry se guardó el pensamiento de que era algo malditamente bueno que la calle estuviera acordonada o Louis habría serpenteado entre el tráfico sin darse cuenta. El hecho de que su compañero no estuviera del todo bien se estrelló contra él con tanta rapidez que le dolió.

—Jesús, Styles —exclamó Louis con horror mientras miraba la fachada del edificio del hotel—. Es ella —dijo sin aliento.

—¿Es quien? —preguntó Harry confuso.

—Yo he estado aquí. Ese número de habitación —respondió Louis mientras su respiración comenzaba a acelerarse aún más—. Es la de ella.

—¿De quién? —preguntó Harry frustrado.

—La pequeña azafata —susurró Louis—. La del vuelo.

—¿La chica que follaste la otra noche? —preguntó Harry con miedo mientras miraba el caos ordenado de los vehículos policiales.

—Estaré por todo ese cuarto —le dijo Louis en voz baja—. Ella salía esa noche. Si es ella, fui la última persona en estar con ella.

—Joder —susurró Harry mientras se pasaba la mano por el pelo.

—Sí —murmuró Louis mientras su mente daba vueltas—. Creo que es hora de informar —susurró—, antes de que me incriminen por este jodido asesinato.

Harry juró, sacó el móvil y comenzó a marcar.

A las cuatro de la tarde, estaban esperando fuera de la habitación, hablando en voz baja con los agentes especiales Sears y Ross mientras los miembros del equipo de forense y otros trabajaban afanosamente.

Se les había dado la oportunidad de ver la escena antes de que se tocara algo.

El cuerpo de Isabelle St. Claire había sido colgado en la ventana delante de una sábana blanca limpia del hotel. Estaba desnuda y ensangrentada, cubierta de pintura con base de agua de varios colores y enmarcada por el marco pintado de madera de la ventana como un retrato.

Louis se quedó mirando la escena sin moverse, palideciendo peligrosamente mientras miraba la obscena parodia de un retrato enmarcado en la pared. Harry por fin le tomó del codo y le alejó, incapaz de ver el efecto que la escena tenía sobre él.

—¿Así que conocías a la víctima? —preguntó Sears a Louis mientras estaban en el pasillo.

Louis asintió, pero luego negó con la cabeza.

—Era una conocida —dijo con voz hueca, incapaz de apartar los ojos de la puerta.

—Lo que significa que la follaste y luego te fuiste —suministró Ross.

Retirada (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora