𝟙𝟙

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El lunes por la mañana llegué muy feliz a la universidad, aunque ayer no pude ver a Bill, supongo no lo habrían dejado salir después de pasar la noche fuera de casa el día anterior; solo esperaba con todas mis fuerzas que no haya tenido grandes problemas.

-¡Amigo! Pero que sonrisa traes eh- llegue al salón y mis amigos ya estaban ahí.
-Tuve un fin de semana grandioso, hacía mucho que no me la pasaba tan lindo- sonreí como imbecil mientras me sentaba en mi lugar.
-Que gay suenas- obviamente ese comentario de Georg fue en broma, ya que nos reímos y al momento lo aclaro- mentira, pero si sonaste como alguien enamorado- y de nuevo mi sonrisa.
-Es que lo estoy Hagen-
-Y me llamabas loco- me aventó una bolita de papel que cayó en mi cabeza y le levanté el dedo de en medio.
-¿No te salen piojos?- dijo Antony, Max y Georg rieron.
-¿Por qué?- le pregunté confundido.
-Porque siempre traes bandana- le di un puñetazo haciéndolo reír.
-Inepto, claro que no, además esos se pegan, no salen así como así ¿no? y con las trenzas lo dudo mucho- dije riendo- ¿por qué hablamos de piojos?- los cuatro nos miramos y empezamos a cagarnos de risa. Entonces entró el profesor y mire hacia la puerta esperando a que llegara Bill, solo noté que entraba Natalie y Gustav; ambos me miraron y me saludaron.
-Buenos días chicos- el profesor cerró la puerta y entonces un sentimiento de preocupación se instaló en mi.

No puse atención, nada, incluso le escribí unos cuantos mensajes a Bill y no los respondía. Pensé en salir al baño y llamarlo pero cuando vi la hora, la clase estaba por terminar. Esperé unos minutos y en cuanto sonó la campana, tome mis cosas y salí casi corriendo.

Un tono... dos tonos... tres, cuatro... buzón.
Segunda llamada, nada.
Tercera y nada.
Cuarta, quinta y sexta, nada.

-Andreas...- lo llame cuando vi que entraba apenas a la universidad- ¿sabes algo de Bill?- miró al rededor y me hizo una seña para que nos moviéramos de ahí, salimos de la universidad y casi llegamos al estacionamiento.
-Tom...- por alguna razón comencé a sentirme nervioso.
-¿Qué pasa? Dime por favor, no responde mis mensajes y mis llamadas- dije exasperado.
-Bill está en mi casa- lo mire confundido.
-¿Qué? ¿Por qué?- Andreas suspiró y rascó su sien.
-Natalie y Gustav aún no saben, de hecho solo venía a decirles para que estuvieran enterados- me puse serio.
-¿Y yo? ¿No te dijo algo sobre mi?- sentía feo, me sentía como mal ¿en dónde quedaba yo?
-Escucha... Bill no quería que supieras, me pidió que fuera discreto pero soy imbecil y me viste- mire al suelo tratando de entender.
-¿pero qué pasó?- lo mire a los ojos.
-Su padre... su padre lo golpeó de nuevo y lo echó de su casa- dijo con cierta pena en su voz- dijo que solo lo empujó a la calle, sin nada, solo con la ropa que traía, su teléfono también se quedó en su casa- ahora entendía- mira... sé que Bill se molestara conmigo, pero tenías derecho a saberlo, eres su novio o algo pero eres, te daré mi dirección para que vayas a verlo- sacó una libreta de su mochila y escribió en una hoja, arrancó ese pedazo y me lo dió- mi madre está trabajando así que se quedó solo, ve, sé que te necesita, aunque él no lo diga- recibí el papel y sin pensarlo dos veces me fui a mi camioneta.

¿Por qué no me buscó a mi? ¿Por qué no quería que me enterara? ¿Qué pasó esta vez? Esas preguntas rondaban en mi cabeza mientras iba hacia la dirección que me había dado Andreas.
Cuando llegué a la calle, busqué la casa con el número 211 y la encontré, me bajé y sin pensarlo subí los 4 escalones que había y me acerqué a la puerta, toqué el timbre y esperé unos dos minutos, iba a tocar de nuevo pero la puerta se abrió.

-Tom...- no sabía cómo reaccionar, no sabía si abrazarlo o quedarme parado- ¿qué haces aquí?- casi casi susurraba.
-Andreas- no hizo falta que dijera más, hizo un gesto como diciendo en su mente "Andreas te mataré"
-Pasa- se hizo a un lado y entre- siéntate- me señaló un sofá y eso hice, él se sentó en el sofá de alado y sentía, no, sabía que nada iba bien.
-¿Qué sucedió?- sin más rodeos pregunté.
-Discutimos de nuevo...- bajó la mirada a sus manos.
-¿Por qué?- me llenaba de rabia lo que le hacía su padre.
-Tom... eso no...- lo interrumpí.
-¿Por qué Bill?- mi tono fue severo. Antes de hablar cerró los ojos y tomó aire.
-Ayer en la tarde cuando fuiste a dejarme... iba  llegando a mi casa cuando me bajé de tu camioneta una calle atrás, alcanzo a verme y como siempre no dijo nada, se lo guardo todo para la cena y explotó todo- de nuevo bajo la mirada.
-¿Me vio?- pregunté con preocupación.
-No... no sé, no me dejó hablar esta vez, simplemente me dijo que no entendía porque tenía un hijo maricon y ahora un regalado, fácil... tan solo porque me vio bajarme de tu camioneta, intenté decir algo y aventó todo lo de la mesa al piso, mi madre intentó pararlo esta vez y mi padre la empujó, me enojé y me puse en medio, le dije que el problema era conmigo, se burló de mí, me dijo que no intentara hacerme el macho porque no lo era, el resto es historia...- señaló su rostro, tenía el labio abierto, el ojo izquierdo un poco morado, un rasguño en su pómulo derecho e iba sin maquillaje.
-¿Por qué no me buscaste?- le pregunté de la manera más tranquila.
-Andreas me queda más cerca... mi teléfono se quedó en mi habitación, me echó a la calle como un perro, no iba a caminar hasta tu casa Tom, no con un gran moretón en mi pierna que hacía que me doliera al apoyarla- cómo odiaba a su padre, ya.
-¿Un taxi?- rodó los ojos.
-¿En serio eso es lo que te preocupa?- preguntó con incredulidad.
-No, pero también está la parte en donde no querías que supiera- dije un poco molesto.
-Sabes perfectamente que no puedes ir a buscarme a mi casa, te lo iba a decir, pero mañana, hoy solo quería estar tranquilo- ahora él sonaba molesto.
-¿Entonces Gustav y Natalie si tienen derecho a saber antes que yo? ¿por qué esperarse hasta mañana? ¿No confías en mí?- rascó su sien y me miró.
-No es eso Tom... es sólo que, no sé, no quiero que sientas que es por tu culpa, puedo con ello yo solo, confío en ti, claro que lo hago, pero también está la parte en donde no quiero que tu madre y Emma me vean así ¿entiendes?- y con eso me cerró el pico.
-Solo me preocupo por ti Bill... detesto que te trate así, eres demasiado bueno para tener un padre así- me pasé al sofá donde estaba sentado él y lo tome de las manos- perdón si me moleste, pero eres mi novio y quiero saber de ti, me preocupo por ti- me vio con una pequeña sonrisa.
-¿Dijiste... "mi novio"?- sus ojitos brillaron y yo sonreí.
-Si ¿quieres ser mi novio? ¿Puedo ser tu novio, Bill?- sus ojos se enrojecieron y me abrazó.
-Claro que quiero imbecil- me reí porque no entendía a qué venía su insulto, pero bueno.
-Entonces ya somos novios, bicho- me separé y lo tome del rostro.
-Cuando estoy contigo se me olvida todo Tom, absolutamente todo, solo existes tú conmigo, gracias por estar conmigo, eres lo más bonito que me ha pasado bicho- me acerque y le di un beso pequeño, no quería lastimarlo.
-¿Puedo ver tu pierna?- asintió y se puso de pie, se bajó el pants que traía casi a las rodillas y se giró, estaba en su pierna derecha, en el muslo, pasé mi dedo y cerró sus ojos- ¿te duele aún?- noté que tenía una ligera capa color blanca y un poco aceitosa.
-Un poco, Andreas me dio una pomada y me la apliqué anoche y hoy, también me prestó ropa- traía puesto un pants de chandal gris y una playera blanca de manga corta.
-Te ves lindo- se veía diferente cuando se vestía así, me gustaba, me daban ganas de abrazarlo para siempre.
-Estoy golpeado, obvio no- se sentó de nuevo con cuidado.
-Ante mis ojos eres lo más precioso- acaricie una de sus pequeñas rastas, las traía recogidas en media coleta, mi Bill era muy guapo, me encantaba, me fascinaba.
-¿Te quedarás hasta la tarde?- eran casi las 11 de la mañana, solo había entrado a una clase, muy pocas veces había hecho eso, porque como se sabe que no puedo darme el lujo de descuidar la universidad.
-Por supuesto ¿quieres ir a mi casa?- antes de que pudiera replicar le expliqué- mi madre llega hasta las 6-
-¿Y Emma?- preguntó.
-Bueno, ella sale a las 12... hagamos esto, vayamos a mi casa, te presto unas gafas negras, vamos a la plaza, entramos a una tienda de maquillaje y esas cosas, te compro algún maquillaje, te tapas un poco eso y listo- me miró con una sonrisa pequeña- Emma no se dará cuenta, además Jessy cuidara de ella y podremos estar en mi habitación ¿qué te parece?- levanté mis cejas varias veces haciéndolo reír.
-Bicho, pero Emma querrá estar con nosotros- dijo sonriendo.
-Bueno, si eso quieres, también podemos estar con ella- obviamente no me molestaba estar con mi hermanita.
-¿Y la niñera?- ash.
-Pues ahí estará también- dije riendo- Emma tendrá que hacer tarea y comer algo, tendremos un tiempo a solas, descuida- con eso lo convencí.
-De acuerdo- suspiró y nos levantamos, salimos de ahí y fuimos a mi casa. Subí por unas gafas negras y las bajé para él.

𝐑𝐈𝐕𝐀𝐋𝐒 || (𝐭𝐨𝐥𝐥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora