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Pov Tom.

En algún momento de mi vida yo juraba que no me enamoraría, al menos no ahora. Siempre decía que viviría mi juventud al máximo, obviamente con precauciones y después encontraría una linda mujer, me casaría y haría mi familia. Pero todo cambió cuando mis sentimientos y mi corazón apuntaron a Bill Kaulitz, ese hermoso ser, tan guapo, tan precioso, de carácter fuerte y noble corazón, de ojos hipnotizantes y labios antojables, de voz chillona y risa contagiosa, de piernas largas y trasero bonito, porque lo tiene bonito, pero sobre todo esa personalidad que tiene, su manera tan hermosa de amar, de entregarse, Bill era todo lo que quería en mi vida, era especial para mí, era esa pieza que hacía falta en mi vida... era el amor de mi vida y quería que fuera el amor para mi vida.

Lo amaba tanto que mi corazón dolía al no tenerlo, lo amaba tanto que solo me faltaba arrancarme el corazón y dárselo. Lo amaba tanto que me importaba un carajo lo que dijeran de mí por estar con un chico, al contrario, me llenaba de orgullo decir que él era mi pareja, con toda la felicidad del mundo, con demasiado orgullo podría gritarle al mundo entero que estaba enamorado de Bill Kaulitz, mi rival desde que él era un pequeño de 6 años, pelicastaño casi rubio, que comía crayones en el preescolar.

Pero no fue hasta que decidió terminar nuestra relación, sin darme alguna explicación que me convenciera, yo no era el novio perfecto pero tampoco era malo, ponía todo de mí al igual que él, si acaso habíamos peleado tan solo en 3 ocasiones, le daba el mundo entero si me lo pedía, yo solo quería que él fuera feliz, solo quería que supiera cuánto lo amaba.

No me iba a rendir, lo dejé escapar un mes, y eso porque no podía levantarme de la cama, tenía que tener reposo absoluto por la gran golpiza que me proporcionaron, tuvo un mes para ser libre de mi, ahora lucharía por él ¿gracioso no? Antes lo quería lejos de mí, ahora es todo lo contrario.
No me rendiría, no cuando ni sus propios amigos se convencían de su decisión, algo había sucedido y estaba seguro que detrás de todo eso estaba el miserable de su padre, no se necesitaba ser tan inteligente para saberlo.
No lo presionaría, pero tampoco la tendría fácil para dejarme totalmente, porque sé que me ama aún, lo veo en sus ojitos, lo siento en mi, es como si estuviéramos conectados. Así que como le dije en la carta, lucharé por él hasta mi último recurso.

-Tom...- cuando vi que salió del aula, sosteniendo algo en su estómago debajo de su sudadera supe de inmediato que era y que haría, así que pedí también un permiso para salir al baño, sus amigos y mis amigos me miraron con una pequeña sonrisita mientras me levantaban el pulgar, si hubiera podido los habría besado, pero eso ya sería demasiado- ¿qué haces aquí?- rápidamente me desvío la mirada mientras limpiaba sus mejillas.
-Quería saber si estabas bien...- lo mire a través del espejo, me miró y me dio media sonrisa.
-Lo estoy... Gracias por el obsequio- se giró y quedamos de frente.
-No es nada- había dejado la cajita de madera en el lavamanos y encima el sobre azul.

Estuvimos unos segundos mirándonos, sus ojos se miraban tristes pero brillaban mientras me veía ¿Cómo podía existir una persona tan perfecta como él? ¿Se podía amar con tanta intensidad a una persona? Si, y él y yo éramos el claro ejemplo de.

-¿Puedo darte un abrazo?- pregunté de un momento a otro.
-Eh... su-supongo que... que si- balbuceó sus palabras, se había puesto nervioso. Me acerqué, ya que él estaba estático, parecía no tener intensiones de moverse hasta que yo me fuera, así que tome sus brazos y los puse sobre mis hombros, lo abracé de la cintura y tardo en reaccionar, solté un suspiro cuando volví a sentirlo entre mis brazos, su aroma tan fresco, tan cálido, sentí su corazón latir fuertemente, iba a separarme cuando de pronto rodeó mi cuello aferrándose a mi, sonreí y cerré mis ojos, extrañaba tanto tenerlo conmigo, que ese abrazo se sintió demasiado bien. Me separé un poco y quedé muy cerca de su rostro, miró mis labios y yo los suyos, pero simplemente bese su frente haciendo que cerrara sus ojitos.
-Feliz cumpleaños- abrió sus ojos y de nuevo me dio media sonrisa, yo quería una sonrisa bien, extrañaba su hermosa sonrisa.
-Gracias Tom- le sonreí con toda la ternura que mi ser me permitiera mostrarle, nos separamos y cuando nos dimos cuenta la campana sonó, la clase había terminado- debemos irnos...- tomó su obsequio junto con la carta y se acercó a la puerta.
-Ve, después nos vemos- levantó su mano en forma de despido y se fue.

𝐑𝐈𝐕𝐀𝐋𝐒 || (𝐭𝐨𝐥𝐥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora