POSDATA: Pasaron los años, y los recuerdos de mi infancia eran como humo en el viento: borrosos y casi intangibles. Astrid me acogió después de la caída de mi mundo, dándome un hogar y una familia. A mis 13 años, todavía tenía la esperanza de encontrar a mi padre, pero tras meses de búsqueda infructuosa, tuve que aceptarlo. Él se había perdido para siempre. Lo extrañaba tanto como a Carl. A veces me preguntaba si él todavía pensaba en mí.
Pero la vida no se detiene para las heridas abiertas. Poco a poco, aprendí a sobrevivir en este mundo cruel. A los 13, Dannah, nuestra líder, comenzó a permitirme salir con Astrid, Piero y Jhon a buscar suministros.
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Una nueva familia
Narrador
Antes de continuar, presentemos a los compañeros de Isabel:Jhon: 15 años, dos mayor que Isabel. Es fuerte y protector, amigo de todos.Piero: 14 años, un año mayor que Isabel. Su mejor amigo y confidente, siempre está a su lado.Astrid: Una amiga de infancia que se convirtió en hermana de corazón.
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Isabel
Con nuestras habilidades de caza y rastreo, nos volvimos esenciales para la comunidad. Aunque intentaba enfocarme en el presente, había momentos en los que mi mente viajaba al pasado. Recordaba el cuchillo que le di a Carl. Me preguntaba si aún lo conservaba.Todo cambió cuando Dannah fue asesinada. Tenía 14 años cuando sucedió. Fue en una emboscada de un grupo enemigo llamado Black Apple. Recuerdo el sonido del disparo y cómo la sangre manchó su camisa.
—Dannah, no hables, estás perdiendo mucha sangre. —Mis manos temblaban mientras intentaba detener la hemorragia.
Dannah sonrió débilmente.
—Isa... prométeme algo...—Dannah, no. No hagas esto. Vamos a salvarte.
—Escúchame, Isa. —Tosió, su voz era apenas un susurro—. Quiero que cuides a Astrid, y cuando estés lista... quiero que lideres esta comunidad.
Mi corazón se detuvo.
—¿Qué? No... Dannah, no puedo hacer eso. Astrid debería ser la líder, yo no puedo...Astrid, con lágrimas en los ojos, se arrodilló junto a mí.
—Es cierto, Isabel. Ya hablé con Dannah sobre esto. Yo no quiero liderar, pero estaré aquí para apoyarte.—No, no puedo...
Dannah me miró con una firmeza que nunca olvidaré.
—Sí puedes, Isabel. Tienes el corazón para hacerlo. Lo he visto. Protégenos como lo harías con tu familia.Las lágrimas caían sin control mientras asentía.
—Lo haré, Dannah... lo haré.Ella me sonrió por última vez antes de cerrar los ojos para siempre.
El liderazgo de Isabel
El funeral fue sencillo pero solemne. Enterramos a Dannah cerca de la casa, bajo un árbol que alguna vez había sido su lugar favorito. No estaba lista para liderar, pero no podía fallarle.
Cuando me anunciaron como líder, los murmullos de descontento inundaron la plaza.
—¿Qué? ¿Ella? ¿Una niña de 14 años? —gritó un hombre desde la multitud.
—No pondré la vida de mi familia en sus manos —añadió otra mujer.Subí al centro, con el corazón latiéndome como un tambor en los oídos. Pero no me dejé intimidar.
—¡Escuchen todos! —grité, logrando que el bullicio se detuviera—. Sé que no confían en mí por mi edad. Pueden pensar que soy demasiado joven, y quizás tienen razón. Pero liderar no se trata solo de fuerza, sino de inteligencia y estrategia.
La multitud me observaba en silencio.
—Dannah está muerta. Nuestra líder y protectora ya no está. Pero eso no significa que esta comunidad va a caer. Prometo vengar su muerte. No dejaremos ni uno solo de los que nos hicieron esto.
La tensión era palpable. Algunos seguían con miradas incrédulas, pero otros empezaban a asentir.
—¡Los que quieran irse, váyanse ahora! No les detendré. Pero a los que se queden, les prometo que Vida será más fuerte que nunca. No somos los mismos de antes. No somos débiles.
Una voz en la multitud interrumpió:
—¿Cuál es tu nombre?Lo miré directamente.
—Isabel Dixon. Para los amigos, La Cazadora.La noche entre amigos
Esa noche, el grupo se reunió en la casa. Astrid, Piero, Jhon y yo estábamos agotados tras un día de reclutamiento para la defensa. Margot, una de nuestras amigas, nos recibió con la cena ya lista.
—¿Cómo les fue? —preguntó mientras servía los platos.
—No fue fácil convencerlos, pero ahora somos 30 —respondí, dejando el equipo en una esquina.
—¿Y tú, Margot? ¿Te unirás a la defensa? —preguntó Astrid.
—Si es necesario, claro. Pero prefiero cuidar a los niños. Alguien tiene que hacerlo.
Astrid se cruzó de brazos con una sonrisa traviesa.
—Chicas, olvidémonos de la defensa por un rato. Somos jóvenes, ¿no? Hablemos de chicos.Puse los ojos en blanco.
—¿Chicos? No tengo tiempo para eso.Margot sonrió con picardía.
—¿Y Piero? Pasas todo el tiempo con él.—¡Cállate! —exclamé, sintiendo cómo mis mejillas ardían.
Astrid estalló en carcajadas.
—Ya déjala, Margot. Seguro está pensando en Carl Grimes, su amor de infancia.—¡Ya lo superé! —repliqué, aunque mi voz sonó débil. Miré hacia la ventana, recordando el cuchillo que le di.
Finalmente, todas decidimos descansar. Pero mientras cerraba los ojos, no podía evitar pensar en cómo la vida me había cambiado. Era una líder, una cazadora... pero en mi corazón seguía siendo una chica que extrañaba a su familia y a un chico llamado Carl Grimes.
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.Eso es todo adiosss 😎