""BESO""

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Isabel forcejeaba contra las cuerdas que la sujetaban a la silla, sintiendo cómo el pánico le revolvía el estómago, pero mantuvo el rostro firme. No iba a darle la satisfacción de verla temblar.

El hombre frente a ella sonreía con una expresión enferma, sosteniendo un cuchillo entre sus dedos, girándolo lentamente como si disfrutara cada segundo de su retorcido juego.

—Eres demasiado hermosa como para morir rápido —murmuró, pasando la hoja del cuchillo por su propia mejilla antes de apuntarlo hacia ella—. No, no, no. Contigo quiero... tomarme mi tiempo.

Isabel lo observó con una mezcla de asco y furia.

—¿Sí? Pues qué lástima, porque yo prefiero las muertes rápidas —escupió, tratando de aflojar las ataduras en sus muñecas.

El hombre soltó una carcajada baja y perturbadora.

—Me gusta cuando tienen espíritu. Se siente mejor cuando se rompen.

Se acercó a ella, inclinándose hasta que sus rostros quedaron a pocos centímetros. Isabel podía sentir su aliento caliente y rancio contra su piel.

—Primero, voy a cortar tu ropa. Muy lentamente —susurró, deslizando el filo del cuchillo por la tela de su camisa sin presionar demasiado—. Luego, voy a saborear cada grito que me des...

La rabia de Isabel se encendió como una llamarada.

—Cuando me suelte —dijo en un tono peligroso—, te voy a hacer desear que hubieras muerto antes de conocerme.

El psicópata sonrió aún más, sin notar que Isabel ya estaba aflojando las ataduras.

Y entonces, un estruendo afuera hizo que ambos giraran la cabeza. Disparos. Gritos.

Piero y Justin estaban cerca.

Y si el loco no la mataba primero... ella lo haría.

El asco la recorrió como una corriente helada cuando los labios del psicópata tocaron los suyos. Isabel intentó apartar el rostro, pero él la sujetó del mentón con fuerza, obligándola a recibir el beso.

Era repugnante.

Su piel se erizó de pura ira cuando sintió la lengua del hombre intentar colarse en su boca.

"No. Ni muerta."

Apenas se separó un poco, él la miró con una sonrisa torcida.

—Eres deliciosa —susurró, relamiéndose los labios.

Isabel reprimió una arcada. Pero en ese momento, sus dedos finalmente encontraron el mango del cuchillo que él había dejado demasiado cerca.

—Sí... —murmuró con una sonrisa falsa—. Y también... mortal.

En un movimiento rápido y preciso, le clavó la hoja justo debajo de las costillas.

Los ojos del hombre se abrieron como platos. Su boca se entreabrió en un intento de respirar, pero todo lo que salió fue un jadeo ahogado y un gorgoteo de sangre.

Isabel torció el cuchillo dentro de su cuerpo, asegurándose de que el daño fuera letal.

—Esto es por besarme sin permiso, hijo de puta.

El tipo cayó de rodillas, temblando, con la sangre brotando de su boca. Isabel se liberó de las ataduras con facilidad ahora que él estaba debilitado, y con una mirada fría, lo empujó al suelo.

—Y esto es por subestimarme.

Sin pensarlo dos veces, agarró otro cuchillo de la mesa y se lo clavó en la garganta, cortándole cualquier intento de último suspiro.

Amor o Odio? 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora