¨¨VERDAD¨¨

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Rick entrecerró los ojos, sospechando algo raro en la actitud de la niña.

—¿Y a quién buscan exactamente?

Cinthya le sostuvo la mirada con la misma terquedad que había visto en Carl mil veces.

—Buscamos a Carl Grimes.

Daryl y Rick intercambiaron una mirada rápida. Eso sí que no se lo esperaban.

—¿Y para qué lo buscan? —insistió Rick, con los brazos cruzados.

Cinthya sonrió con inocencia.

—Asuntos de negocios.

—Ajá, claro. ¿Qué clase de negocios pueden tener un grupo de críos como ustedes? —preguntó Rosita, con una ceja levantada.

Sensey y Eymi se miraron incómodos, mientras Bella aprovechaba para agarrar una manzana de la mesa y morderla como si nada.

—No se preocupen por eso, señor adulto —respondió Cinthya, dándole una palmadita en el brazo a Rick—, solo llévenos con Carl y ya.

Rick la miró con aún más sospecha. Esto no le gustaba nada.

Rick suspiró pesadamente. No tenía tiempo ni paciencia para lidiar con un grupo de niños misteriosos y respondones.

—Está bien, lo llevaré con Carl —dijo finalmente, todavía desconfiando—, pero más les vale explicarme qué demonios está pasando.

Los niños celebraron en silencio con miradas cómplices. Misión uno: cumplida.

—Vamos, vamos, que el viejito nos da paso —susurró Sensey a Eymi.

—Te oí —gruñó Rick, fulminándolo con la mirada.

—Es que tienes buen oído, señor adulto —respondió Sensey con una sonrisa nerviosa.

Rick rodó los ojos y comenzó a caminar. Estos chamacos eran un dolor de cabeza.

Daryl los observaba desde atrás, todavía con la sensación de que algo no encajaba. Rosita, en cambio, solo cruzó los brazos y murmuró para sí misma:

—Esto se va a poner interesante.

Los niños siguieron a Rick con una emoción contenida. Por fin iban a conocer a Carl. Bueno, Cinthya ya lo conocía, de una forma algo perturbadora, pero ese no era el punto.

Mientras caminaban por Alexandria, Sensey susurró:

—¿Y si tu papá resulta ser un gruñón?

—Más que Rick no creo que sea —respondió Eymi, mirando de reojo al hombre que los guiaba.

Rick los ignoró, demasiado ocupado en su propio fastidio. ¿De dónde demonios habían salido estos niños?

Finalmente, se detuvieron frente a una casa.

—Quédense aquí —ordenó Rick.

Como si fueran a hacerle caso.

Apenas Rick entró, Cinthya pegó la oreja a la puerta para espiar.

—¿Cuánto que le grita? —susurró Bella.

—Diez segundos —respondió Jazmín.

—Cinco —dijo Sensey con seguridad.

No pasaron ni tres segundos antes de que se escuchara la voz de Rick bramar dentro de la casa:

—¡CARL! ¡BAJA AHORA MISMO!

Amor o Odio? 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora