Dicen que al estar cerca de la muerte aprendes a amar aún más la vida; que al sentirte preso, la libertad será tu mayor anhelo, ¿será por eso que al estar lejos de alguien, llegas a extrañarlo de tal forma, que darías todo por volver a ver a esa persona aunque fuese solo un instante? Lia nunca había estado tanto tiempo sin ver a su familia, sin ir a casa. Echaba de menos su tierra, su gente, la risa alegre de su mamá, los discursos de su padre sobre la vida, incluso las pequeñas cosas como el sabor del café, el olor a tierra mojada por el rocío al amanecer, a pesar de que en Kazajistán la habían acogido como una hija más. Cada minuto que pasaba, sentía que estaba más cerca de Cuba, aunque aún continuaban en Almaty. Damir la observaba sonriente mientras ella iba armando todo el plan para el viaje.
—¿Qué? —preguntó Lia al notar su mirada fija.
—Nada —respondió él.
—¿Por qué me miras así?
—Es que tu alegría es contagiosa, verte feliz me ha hecho olvidarme de todos mis problemas.
—Siempre eras tú quien solías contagiarme con tu risa, me entristece que hoy sea al revés.
—No estés triste, digamos que así he podido conocer a la verdadera Liana. —Ella esbozó una media sonrisa al escuchar estas palabras.
—Ni siquiera yo la conozco ya —diciendo esto, Lia entró al cuarto y salió rápidamente con un pequeño estuche en sus manos.
—¿Qué es eso? —preguntó el cantante intrigado.
—Un esfigmo. ¿No dices qué querías contratarme como médico? Pretendo ejercer mi función al pie de la letra.
Damir extendió su brazo derecho mientras Lia le fue colocando delicadamente los accesorios para luego medir su presión arterial. David, que venía saliendo de su cuarto en ese momento, se asombró al ver la escena:
—¿Qué le pasó a Damir? ¿Está bien? —interrogó el niño.
—Sí, mi amor, no te preocupes. Este kazajo presumido está fuerte como un roble —bromeó ella para hacer reír a su pequeño—. Ahora te toca cuidarlo a ti mientras yo preparo la cena —le dijo a su hijo mientras le guiñaba un ojo y se dirigía a la cocina.
David le pidió ayuda a Damir para realizar los deberes de la escuela y este se sintió feliz al hacerlo. El joven cantante le habló sobre la fascinante historia de la ciudad de Almaty y cómo fue parte de la Ruta de la Seda, le explicó por qué es considerada la Cuna de la Manzana, entre otros datos interesantes. Lia los escuchaba sonriendo mientras cocinaba un platillo típico de Cuba: arroz imperial.
—Chicos, voy a darme un baño. Dejé la cena en el horno —anunció ella mientras entraba en su cuarto.
Minutos después, Damir dejó de platicar cuando escuchó la voz de Lia cantando en la ducha. Era una hermosa canción en español que creyó conocer, a pesar de no entender completamente la letra.
🎶Tanto tiempo disfrutamos de este amor,
nuestras almas se acercaron tanto así,
que yo guardo tu sabor,
pero tú llevas también sabor a mí🎶—Mi mamá solo canta así cuando está contenta. Desde que vivimos aquí ya casi no lo hace —comentó el niño.
—Me gusta mucho escucharla.
—Deberías decírselo, eso entre otras cosas.
Damir bajó la mirada al oír aquellas palabras. ¿Qué querría decir David? ¿Era tan evidente lo que sentía por ella que hasta el pequeño lo había notado? Sin embargo, sabía que tenía razón, en este viaje encontraría el momento perfecto para hablarle de sus sentimientos, no podía esperar más.
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Amor como un sueño
RomanceLia es una madre soltera con los pies sobre la tierra. Su hijo David es su pequeño tesoro y su razón de vivir. El destino cruza su camino con Damir, un cantante de fama internacional a quien siempre ha admirado. Se ve arrastrada en un hermoso sueño...