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Dario

─¿Qué?, ¿me dirás que no la conoces? ─ pregunta el señor con interés y yo siento que no tengo fuerzas en las piernas, cayendo, sentado en él, mueble más cercano.

─Cuando hable con ella y le pregunte que le había dicho la doctora me dijo que solo era anemia ─ comentó confundido, mi padre dice lo que creo que es un insulto, mi madre ha tomado una actitud más calmada.

─No ha estado comiendo y descansando adecuadamente, por eso la anemia ─ contestó su abuelo y yo me levanto, necesito llamarla y que me diga por qué no me dijo la verdad de sus resultados.

─No tan rápido muchacho ─ antes de que de dos pasos fuera de la habitación, el señor engancha su bastón en mi cuello, es muy rápido─ ni se te ocurra en huir, ya sea herido o inconsciente te llevaré conmigo y le responderás a mi nieta, que mi edad no te confunda, puedo hacerlo ─ dice el señor con seriedad.

Esté señor, está loco, completamente loco, Alexia no dijo que su abuelo estaba loco, dijo que era un señor tranquilo y cariñoso que le gusta jugar al ajedrez y también el golf con sus amigos, no esté señor.

─Yo solo quiero hablar con Alexia ─ le digo apartando el bastón de mi cuello ─ no me conoce por lo que entiendo que desconfíe de mí, pero le aseguro que no huyo de mis responsabilidades ─ le digo con seguridad.

─Si no lo fueras, te volvería un hombre responsable ─ dice él con seguridad.

En definitiva, él está loco

Me alejo un poco para poder llamar a Alexia, ya debe de ser un poco más de las ocho de la mañana allí así que no estaría despertándola, ella de cualquier manera es alguien que se levanta temprano, espero que ya no lo esté, porque debe de descansar lo suficiente, por su bien y la del bebe, nuestro bebe.

Dios voy a tener un hijo

¿Qué haré ahora?

¿Qué haremos?

Ambos tenemos diferentes proyectos, ella tiene su marca de ropa, yo mi empresa de autos, ambos estamos muy enfocados en nuestro trabajo, quiero cumplir la meta que había planeado y también quiero que ella cumpla la suya, sé que ella tiene todo el potencial de hacerlo, pero esté bebe que viene en camino, necesita a ambos padre, padre felices también.

Hago una videollamada, porque quiero verla, en el primer intento ella no contesta, casi dudo en llamar de nuevo, pero no creo que esté durmiendo. Le marcó de nuevo y esta vez si contesta, pero veo un techo.

─¿Princesa? ─ preguntó confundida y una niña rubia de ojos azules.

─Si ─ contesta la pequeña, debe de ser la sobrina de ella, me dijo que tenía tres, dos niños y una niña.

─Hola linda, ¿tu tía está cerca? ─ le preguntó.

─¡Tía! ─ la niña grita ─ un hombre te llama tía ─ le dice la pequeña y a quién veo después es a la hermana de Alexia.

─¿Llamas a mi hermana? ─ me pregunta ella.

─Por supuesta que sí ─ contestó.

─Xia te hablan ─ le dice ella y el teléfono pasa a otro lado y por fin la veo, tiene la boca llena de mermelada y con grandes ojeras.

─Te ves terrible, ¿estás bien? ─ le preguntó preocupado.

─Un poco preocupada, mi abuelo no aparece desde ayer y no tenemos idea de donde esté ─ contesta ella, de verdad parece preocupada por su abuelo loco.

─Tu abuelo esta aquí en casa de mis padres ─ le digo.

─¿Qué?, ¿cómo que mi abuelo está allá?, ¿qué hace allá? ─ me pregunta confundida.

Alexia LitmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora