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Dario

─ ¿No ibas a viajar temprano? ─  me pregunta Alexia adormilada.

Anoche después de traerla a su departamento me quede con ella, quería verificar personalmente que estuviera bien y que descansara, porque se que no está descansando bien, aunque ahora que su desfile ya pasó lo tome con más calma, aunque no sé cómo es que funciona bien él mundo de la moda.

─ ¿Me estás echando? ─  le preguntó con interés.

─ No, solo estoy un poco confundida, ¿qué hora es? ─  pregunta acercándose más a mi.

─ Las diez ─  contestó.

─ Es tarde ─  comenta.

─ No tanto ─  comentó acariciando su cabello ─  ¿cómo te sientes? ─ 

─ Bien, no me suelo sentir tan mal en las mañana ─  contesta ella.

─ Es bueno saberlo ─  comentó ─  Xia…

─ Si ─ 

─ Prometeme que si no te sientes bien, no irás a Italia, es un viaje muy largo para ambos ─  le digo.

─ Tranquilo, si no me siento bien para esos días, mi padre no dejará que ponga un pie en ningun avion ─  me dice ella.

─ Bueno eso me alegra mucho ─  contestó sincero, es un completo alivio que su familia se a tan unida y la cuiden tanto en todo esté proceso.

─ A mi no ─  contesta ella y me abraza más a mi cuerpo ─  quiero estar ahí contigo, asi cómo estuviste a mi ─  me dice.

─ A mi tambien me gustaria que estuviera, pero la salud de ambos es lo primero ─  digo besando su frente.

─ Lo sé, que estemos bien es lo más importante  ─  acepta y es lo más importante.

Después de un rato acostados nos levantamos y desayunamos juntos, mi padre me envió un mensaje antes y me dijo que él vuelo saldría después del medio día, así que a las once me despido de ella y le prometo avisar le cuando aterricemos.

─ Hijo, justo a tiempo ─  dice mi madre cuando me ve llegar ─  ¿cómo dejaste a Alexia? ─ 

─ Bien, me contó que los malestares no la afectan demasiado en la mañana ─  le cuento.

─ No está mal, aunque claro lo ideal es no tener malestar, pero al final vale la pena cuando tiene a esa pequeña cosita preciosa ─  dice ella con ternura, mi madre va a ser una abuela muy mimada, ya veo que si.

─ ¿Ya está todo listo para irnos? ─  pregunta Marco y la ira que llevo guardando desde anoche estalla.

No he olvidado ni por un segundo lo que hizo, le envió flores a Alexia, él no tiene porque hacer algo así, lo sabe pero lo hace para molestarme, seguramente esperaba que estallara anoche,en medio de la celebración, pero no iba a hacerle eso a Alexia, estaba muy emocionada con su primer desfile, no iba arruinarlo.

─ ¿Qué pretendes enviándo le flores a Alexia? ─  le reclamó molesto.

─ ¿Y si lo hice que?, no puedes prohibirlo ─  dice el serio.

─ Marcos, ella está esperando un hijo de tu hermano ─  le reclama mi madre.

─ Pero no son nada ─  dice el y quiero partirle la cara. 

─ Sean pareja o no tu no tienes porque estar haciendo ese tipo de cosas Marco─  le dice mi padre serio ─  y hablo muy enserio  ─  le dice y es la primera vez que veo que le habla así, pero conozco a mi hermano y sé que no se quedará así.

Tampoco he podido dejar de pensar en lo que dijo mi padre sobre Alexia, mi hijo y otro hombre en sus vidas mientras yo estoy estoy del otro lado del mundo, pero….¿Qué puedo hacer?, ambos aceptamos esto.

Aunque ahora ya no estoy tan seguro

Más no puedo decirle o pedirle nada, que lleve a mi hijo en su vientre no significa que tenga poder sobre ella, ¿no?, ¿o si?.

No, no, no lo tengo

Muy a mi pesar en estos momentos,  ni puedo hacer nada solo puedo esperar y rogar que está situación avance de la mejor manera posible para los tres.

Alexia

Una semana Después

─ ¿Qué es eso?─  me pregunta Dario mirando mi cena de manera extraña. 

─ Hígado ─  contestó simple llevando un gran trazo a mi boca él hace una mueca extraña en desaprobación.

─ Y yo que pensaba que era mentira eso de que las mujeres embarazadas comen cosas extrañas durante el embarazo – comenta el.

─ Comer hígado no es algo raro – me defiendo.

─ Aja, ¿lo habías comido antes? ─  me pregunta el desconfiado.

─ Si – contesto.

─ ¿De verdad? ─  pregunta incrédulo y asiento.

─ Es rico, además de que aporta muchas vitaminas y nutrientes, especialmente el hierro el cual es muy importante durante el embarazo – le cuento.

─ Si les gusta y le hace bien, no tengo nada que decir al respecto entonces – dice el.

─ ¿Cómo ha ido el trabajo? ─  le pregunto.

─ Todo bien, todo de acuerdo al plan – contesta.

─ Estas ansioso – comentó.

─ Bastante, Manolo dice que parezco pantera al acecho, como si esperara que algo malo pasara – me dice el.

─ Estoy segura que mis hermanas y yo nos sentíamos igual – comentó.

─ Ahora que mencionas a tu hermana, ¿Como estas?, ella se mudo hoy – me pregunta el.

Alex se mudo con Caref en el día de hoy, sabía que pasaría, con él o con alguien más, no íbamos a vivir juntas eternamente, pero no puedo evitar sentirme un poco triste y sola.

─ Me distraigo con comida y contigo – contestó sincera – se bien que no íbamos a vivir juntas toda la vida, pero no dejo de sentirme triste y un poco abandonada – le cuento.

─ No te vas a sentir así siempre, además estoy seguro que tu hermana se debe de sentir igual, aunque se haya ido a vivir con su pareja – me dice él.

─ No creo, estaba muy emocionada – me quejo. Se que esta mal, mi comportamiento y el cómo me siento respecto al asunto, debería de estar – soy horrible – digo mientras mis ojos se llenan de lágrimas.

─ No eres horrible – me dice él.

─ Si lo soy, estoy molesta con mi hermana por irse a vivir con su novio y dejarme sola, solo una persona horrible hace eso, ¿tienes una idea de cuánto hace que Alex está enamorada de Caref?, años, años en los que ella añoro que ellos estuvieran juntos y yo ahor ano me sacó de la cabeza que tal vez sería bueno que se pelearan y venga conmigo – digo entre llanto – soy horrible ─ 

─ No eres horrible, extrañas a tu hermana, siempre han estado juntas y también estas embarazada por lo que estas aun mas sensible, no significa que seas horrible – me dice el.

─ Solo lo dices para que no me sienta mal – me quejo.

─ Lo digo porque es la verdad – dice él con firmeza ─ ¿Vas a estar bien sola? ─  pregunta y se escucha preocupado.

─ Si ─ contestó tomando un pañuelo y sacudir me la nariz.

─ ¿Por qué será que no me convences? ─  pregunta él con interés.

─ Eres paranoico, voy a estar bien ─  contestó. Lo estaré, de cualquier manera no puedo llamar a Alex y decirle que vuelva.

Alexia LitmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora