─¿Cómo fue que te interesaste en las carreras? ─ le pregunto con interés.
Estamos cenando en la azotea de un lujoso restaurante de la ciudad, ella está preciosa, su cabello suelto en suaves ondas que siguen bajando por debajo de su lindo escote, dejando lucir sus lindos pechos, casi puedo recordar el sabor exacto de ellos en mi lengua, en el almuerzo se salvó de mí, pero esta noche no.
─Creo que tenía 15 o algo así, fue una salida en familia, un amigo de mi padre nos invitó a ver el evento en el que había una gran carrera en el que mostrarán nuevos vehículos y sus capacidades en carreras reales, con pilotos reales – me cuenta ella.
─¿Eso no fue hace como 8 años? ─ le pregunto.
─Si, un poco más de 8 años creo – confirma ella.
─También estuve ahí, fue estupendo, se lo rogué a mi madre como mi regalo de cumpleaños, valió la pena – digo ─ la verdad es que ese día fue el que dije, sí, es lo que quiero hacer en mi vida, crear autos que sorprendan al mundo, tal vez nos vimos ese día ─
─Si es posible – concuerda ella.
─¿Pero el interés que tuviste no escaló en algún momento a ser piloto profesional? ─ le pregunto con interés.
─No, nunca escaló tanto, mi mayor interés siempre fue la moda – contesta ella ─ siempre tuve claro que era, la moda siempre fue mi objetivo ─ contesta ella ─ ¿Y tú?, ¿siempre tuviste ese objetivo o fue después de eso? ─
─Desde ese día lo fue, antes trataba con todas mis fuerzas que mi padre me tomara en cuenta ─ el cuento.
Por años intenté que mi padre dijera que también estaba orgulloso de mí, que me mirara un poco cómo él miraba a Marcos, él siempre se centró en él, quería su atención también, pero ya eso no me importa, quiero hacer las cosas por mí, porque quiero yo.
─No hablemos de él entonces, hablemos de cosas mejores ─ me dice ella.
─Si, por favor ─ contestó.
La cena pasó excelente, hablamos, reímos, reímos mucho, es tan fácil hablar con Alexia, ella es tan dulce, directa, sincera, dice lo que piensa sin dudar, eso me encanta.
─Quiero preguntarte algo ─ le digo acariciando su mano.
─Dime ─ contesta ella.
─Desde que llegamos hay un hombre que no nos ha quitado la mirada de encima ─ comenta él.
─Se llama Adolfo, es mi guardaespaldas ─ comenta ella tranquila.
─¿Guardaespaldas?, ¿consideras que necesitas protección de mí? ─ le preguntó con interés.
─No, no es por ti, de cualquier manera serías tú él que necesitaría protección de mi ─ dice ella pasando sus dedos desde mi muñeca hasta mi antebrazo.
─¿Me debo preocupar? ─ preguntó con interés.
─Depende de ti, pero de cualquier manera pasará ─ dice ella.
─¿Ah sí? ─ preguntó con interés
─Si, ahora decide ─ se recuesta de su silla peinando su sedoso cabello con los dedos ─ ¿vienes conmigo? ─ me pregunta ella.
─¿A dónde? ─
─¿Importa? ─ pregunta ella con interés.
No
*****
A tropezones entramos en la que creo es su habitación, ella simplemente me dijo que calle debía tomar y aquí estamos, por suerte no fue muy lejos, porque aguantar la necesitas de poner mis manos sobre ella, fue duro, muy duro y estalló cuando las puertas del ascensor se abrieron.
Entre nuestros besos y jadeos ella me indica donde está la habitación, creo que es su departamento, no lo sé, no me tomo el tiempo de mirar el lugar, lo único que quiero mirar es a ella.
─Tu....ropa ...─ murmura ella mientras me saca, él sacó y creo que entramos a la habitación, no tengo idea ─ quitátela, ahora ─ me exige ella y yo le quito el vestido sacándolo por su cabeza.
─Las prioridades primero, princesa ─ digo para después empujarla para que quede sentada en él borde de la cama y yo de rodillas en medio de sus piernas.
Al fin él postre que desee todo él día
*****
Cuando despierto estoy solo en la habitación, ¿dónde está?, no me parece que estemos en una habitación de un hotel, la habitación es muy ella, así que no entiendo donde está, me levanto y me visto, miro detrás de las puertas, una es un gran armario y él otro es el baño, ella no está en ninguno de los dos.
Salgo de la habitación a buscarla, donde estará metida tan temprano, bajó al primer piso y escuchando un ruido de lo que creo es la cocina, me encuentro con su largo cabello.
─Con que aquí estás princesa ─ le digo abrazándola por la espalda, ella brinca entre mis brazos espantada.
─¿Tú quién eres? ─ pregunta la chica que pensé que era Alexia, pero no es.
Mierda
─¿Quién mierda eres tú? ─ un tipo que no sé donde salió, me jala para un segundo, después chocarme contra la pared más cercana.
─¡Caref!, ¿qué haces déjalo? ─ escucho que alguien grita y es Alexia.
El tipo que ahora sé que se llama Caref aún sigue mirándome con ganas de matarme, ignorándola por completo.
─Alex haz que lo suelte o lo obligaré yo ─ le dice Alexia a la que creo es su hermana porque uno, separen mucho y dos, creo que así me dijo que se llama su melliza.
─Caref suelta a la cita de mi hermana por favor ─ le pide la tal Alex con calma al que supongo debe de ser su pareja, ya que está actuando de esta manera.
─¿Por qué te abrazaba? ─ pregunta él en lugar de soltarme.
Sí, definitivamente, debe de ser su pareja
─Supongo que me habrá confundido con mi hermana, a ti también te a pasado ─ dice ella y él por fin me suelta.
─¿Estás bien? ─ me pregunta Alexia acercándose a mí.
─Si, fue más la impresión que otra cosa ─ contestó.
─¿Seguro? ─ pregunta, pero mira a la pareja de su hermana sería.
No entiendo qué podría hacer en contra de él, somos de la misma altura, pero él se ve mucho más grande, ya que tiene mayor masa muscular, además de que ambos le llevamos cabeza y media a ella, de cualquier modo sería interesante de ver.
─Buenos días, ¿ya leyeron lo que les envié de.... ─una rubia de ojos verdes aparece como si viviera aquí y creo que debe ser su otra hermana, no he investigado mucho de la familia, se que son 6 hermanos, pero me informe más de los hombres que las mujeres ─no, ya veo que no, estuvieron ocupadas, ellos deben irse ─ índica ella señalando al tal Caref y aquí.
─Buenos días, hermana, ¿qué tal tu viaje? ─ le pregunta Alex.
─Bien y me gustaría regresar temprano a casa con mi esposo e hijo, por lo que sus... lo que sea cada uno de ellos respectivamente para ustedes, deben irse ─ dice ella tomando asiento en uno de los muebles.
─Te veo en la noche ─ se despide Caref de la hermana de Alexia se despide de ella y supongo que debería de hacer lo mismo, aunque la verdad es que no quiero, me gustaría quedarme un poco más con ella, pero sé que ella debe tener cosas que hacer temprano, por eso su hermana está aquí.
─Te llamo después ─ le digo besando su mejilla.
─Está bien, nos vemos ─
─Nos vemos princesa ─
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Alexia Litman
RomancePara Alexia Litman solo hay tres cosas que ama con locura, su familia, la moda y las carreras de autos, está ultima un poco más que la moda, porque para ser participe de ellas, con ayuda de su hermana se escapar a las carreras a escondidas de su fam...