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Dario

─Hola guapo – me saluda ella con una sonrisa coqueta, ya voy ganando.

─¿Vienes sola? ─

─Si, fui abandonada por mi hermana – contesta ella.

─¿Puedo? ─ preguntó señalando la mesa frente a ella.

─Puedes, me gusta comer acompañada, especialmente si la compañía es buena – dice ella y me levanto para sentarme con ella en la mesa.

─Me alegra haber dejado tan buena impresión – digo.

─Mucha, porque no soy fácil de impresionar – comenta ella ─ ¿cómo será esto a partir de ahora? ─ pregunta ella sin rodeos.

─¿Cómo quieres que sea a partir de ahora?, ya me parece que dejamos de ser desconocidos de una noche – digo.

─Buenas tardes, ¿están listos para ordenar? ─ un chico se nos acerca con los menús.

─¿Cuál es el plato del día? ─ pregunta ella mientras ojea el menú, la verdad es que todo suena muy bien en él, pero ella se me antoja mucho más.

─Costillas de ternera en salsa de vino de hierbas, pueden estar acompañadas con papas gratinadas o brócolis asados – le cuenta él.

─Las costillas y las papas, de postre quiero volcán de chocolate y si le agregan helado de vainilla mejor – le dice ella, regresando el menú.

─Quiero lo mismo que ella, pero mi volcán sin helado – le digo al chico y él se va.

─Seguimos siendo desconocidos – me dice ella – aún no sabemos el nombre del otro – me recuerda.

─¿Y después de conocer el nombre del otro, ¿en qué nos convertiría? ─ le pregunto con interés inclinando me sobre la mesa.

─Conocidos – contesta ella inclinándose sobre la mesa también.

─¿De qué clase? ─ pregunto, no puedo dejar de ver sus labios, quiero verificar si aún siguen siendo tan dulces y suaves como esa noche.

─Hay que ver, ¿de qué clase te gustaría a ti? ─ pregunta con interés, mordiendo sus labios descaradamente.

─La que me mantenga cerca de ti – contestó sincero.

─¿Con qué objetivo? ─ pregunta.

─No sé, ¿a qué puedo aspirar? ─ le pregunto – necesito saber de cuanto podría ser mi alcance – le digo.

─Para eso debo de evaluarte – comenta ella, tomando de su copa de agua.

─Adelante soy un libro abierto – digo y tomo su mano – Dario Begoti, a tus pies – digo besando su mano, cubre su boca para no reír fuerte.

─Alexia Litman ─

─¿Litman? ─ preguntó con sorpresa, ella siente – vaya que si es demasiada coincidencia – comentó.

─¿Por? ─

─Hace poco estuve en una reunión con los que supongo son tus hermanos – le cuento.

─¿En serio?, entonces lo más seguro que era contigo con quien se iban a reunir cuando nos fuimos – comenta ella – no reconocí tu apellido porque no estoy muy familiarizada con los negocios de la empresa familiar – me dice ella

─Si, con mi padre, hermano y yo – le cuento ─ ¿no participas en el negocio familiar? ─ preguntó con interés.

─No activamente, soy socia como mis hermanos pero, solo Erick, Cedrick y Nathaniel, se ocupan de eso, a mis hermanas y a mi nos gustan otras cosas – contesta.

Alexia LitmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora