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Alexia

¿Qué?

─ ¿Por qué pareces tan sorprendida? ─ me pregunta él.

─ ¿Cómo no quieres que lo esté después de lo que me has preguntado? ─ me quejo sentándome de nuevo.

─ Con cuidado ─ me dice él ayudándome ─ tampoco estés tan sorprendida, princesa, me gustas mucho ─ me dice acariciando mi barbilla con la punta de sus dedos.

─ Tienes que pensarlo bien ─ le digo.

─¿Por qué?, ¿piensas que me puedo arrepentir? – me pregunta él.

–Tal vez ─ comentó sincera.

–No me suelo arrepentir de las decisiones que tomo, ¿tu? ─ me pregunta.

–No, por eso las pienso mucho – contestó sincera ─y se me ocurren muchas cosas que podrían salir mal, no quiero que ninguno salga lastimado ─ Contestó sincera.

─Por cómo yo lo veo, ya estamos siendo lastimados por estar lejos uno del otro ─ comenta.

─No podemos estar juntos, nuestros trabajos ─ le digo.

─¿Qué tal la seguridad de que estamos juntos?, ¿de qué somos pareja? ─ propone él ─ y papá que no haya ningún otro malentendido, que todo el mundo lo sepa también ─ dice él.

─Ahhhh....yo... no... no lo...

─No me contestes ahora, piénsalo, creeme que lo he pensado mucho también y la idea de que haya otro hombre en tu vida, me pone enfermo, completamente enfermo y si puede que pienses que solo lo digo por algún tipo de posesividad machista y puede que si un poco, pero también es porque te quiero, los quiero ─ dice colocando mi mano en mi vientre, siento que algo corre por mi cara, es una lágrima, ni me había dado cuenta de que me había puesto a llorar.

─Tía, ¿te sientes mal? ─ escucho que me pregunta unos de mis sobrinos entrando en mi habitación, volteó el rostro para que no me vean llorar ─ hola ─ saluda a Dario.

─Hola linda ─ le saluda él ayudándole a subir en la cama.

No podemos seguir hablando porque mi sobrina, la cual se cree doctora, me empieza a revisar, eso hasta que Scarlett viene por ella.

─Tengo hambre ─ digo cuando estamos solos de nuevo saliendo de la cama.

─Espera, ¿seguro que te sientes mejor para levantarte? ─ me preguntó él preocupado.

─Si, ya me siento mejor ─ contestó y él me sigue hasta la cocina ─¿quieres algo? ─

─No estoy bien, gracias ─ contesta

Dario

Dejo que prepare su bocadillo en silencio, hable muy en serio cuando le dije que quería que tuviéramos una relación, la quiero, quiero estar con ella y con nuestro hijo, aún no sé bien cómo lo haremos porque ella tiene su vida aquí y yo la tengo en Italia, pero vamos a encontrar la manera.

─Nathaniel es quien se está ocupando del área de relaciones públicas, es a él ─ dice el padre de Alexia entrando en la cocina.

─Que bueno que ya te sientes mejor hija ─ le dice él colocando el teléfono en su hombro, besa su frente y toma una botella de agua ─ no, yo ya no me ocupo de nada de eso, para eso tuve hijos ─continúa hablando mientras sale de la cocina.

─¿Hace cuánto que tu padre se retiró? ─ le preguntó con interés.

─Casi tres años o más, no recuerdo bien ─ contesta ella con no sé cuantas cosas en la encimera ─¿cómo lo haríamos? ─ me pregunta ella.

─¿Te refieres a lo de tener una relación? ─ asiente ─ supongo que no sería muy diferente a cómo lo hemos estado llevando hasta ahora, con la diferencia de que si nos preguntas que hay entre nosotros simplemente decimos que somos pareja ─ contestó tranquilo mientras me encojo de hombros.

─¿Él bebe? ─ pregunta ella.

─No tengo en problema en anunciarlo, tampoco es que lo podemos ocultar eternamente, él crecerá y se notara ─ le recuerdo ─ seguiré visitándote cómo lo había prometido y tú te quedas aquí tranquila ─

─No me gusta quedarme quieta ─ comenta sería, es tan linda.

─Si, me he dado cuenta, pero es por el bienestar de ambos ─ le recuerdo.

─Ella dijo que estamos bien ─ me recuerda ella.

─Y es cómo queremos que siga ─ le digo.

─Si me gustaría ir a la presentación de tu auto ─ murmura haciendo un puchero.

─A mí también me gustaría que estuvieras ─ le aseguro.

Claro que me gustaría, aunque confío plenamente en el trabajo que hemos hecho con Mauricio, no dejó de estar preocupado con todo lo que podría salir mal en la presentación, que el auto no sea tan bueno cómo esperamos y muchas cosas más, pero el saber que ella estará allí, sería un gran apoyo para mí, pero lo primero es su salud y la del bebe.

─De cualquier manera, recuerda que es dependiendo de lo que diga la doctora y yo voy a venir antes de para escuchar personalmente que están bien para viajar ─ le aviso.

─Que feo que no confíes en tu pareja ─ se queja ella comiendo un trozo de pepino cubierto con mantequilla de maní.

─Me gusta cuidarla, ya es un poco terca ─ comento tranquilo.

El resto de la tarde la paso con ella en casa de sus padres, la verdad es que me la paso mejor aquí que en mí podría casa, aquí el ambiente es mucho menos tenso, bueno, el abuelo de Xia aún parece que quiere matarme, pero aparte de eso, todo está bien, ya en la noche la acompañó a su departamento.

─¿Y no te quedas? ─ me pregunta ella.

─Claro que sí ─ contestó dándole un beso, las puertas del departamento se abren y nos encontramos un gran ramo de flores, a ella le gustan las flores.

─¿Y esto? ─ pregunta ella confundida acercándose al gran ramo que está en la mesa.

─¿No las habías puesto tú? ─

─No, llevo en casa de mis padres desde anoche, además me gustan más los lirios blancos, no las rosas ─ comenta ella y al parecer tiene una tarjeta ─adivina ─ me dice ella con la pequeña nota en la mano, me deja tomarla y cuando la leo es de Marco.

─Voy a matarlo, voy a hacerlo y lo haré lentamente ─ dijo furioso, es que él no entiende por las buenas que se mantenga alejado de ella, ni siquiera puede respetar el hecho de que ella está esperando un hijo mío.

─Tu hermano es muy infantil ─ comenta ella con calma ─ siempre queriendo llamar la atención y seguramente hará un berrinche si no la tiene ─ comenta tranquila.

─Es molesto ─ comentó serio.

─Para mí también lo es, pero él espera una reacción por parte de ambos, prefiero ignorarlo ─ comenta ella ─ y tomar un baño, ¿me acompañas? ─ pregunta ella.

─Claro ─ le digo siguiéndola escaleras arriba, nada más necesito más que tenerla en sus brazos.

Después de una larga y caliente ducha, ella quedó agotada y tuve que traerla a la cama donde se abraza a mí cómo un koala a la rama de un árbol, es muy linda, me hace tan feliz y él que me haya aceptado mucho más.


Estamos de vuelta con esta historias y espero mantenerme activa con ella 

Alexia LitmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora