Math Boy｜Shim Jake

0.6

Jake salió del baño y, mientras caminaba por la casa, buscaba a sus amigos que, en algún momento, habían desaparecido. En el camino, se unía a pequeños grupos de desconocidos para bailar unos segundos antes de seguir adelante. Era imposible no notar su energía contagiosa; siempre estaba en el centro del ambiente, como un imán social.

Al girar hacia la sala principal, se detuvo en seco al divisar a Evelina. La que usualmente tenía cara de pocos amigos ahora bailaba con un grupo de jóvenes, y aunque sus movimientos eran torpes, parecía estar divirtiéndose. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Jake.

─¡Ven, Jake!

Jay lo llamó desde la pista, y sin pensarlo, Jake tomó su mano y se unió a bailar con él y el resto del grupo. El alcohol le daba vueltas en la cabeza, pero aún tenía el control de sus actos. No había motivo de preocupación, al menos no por él. Evelina, en cambio, era otro asunto.

─¡Jakey!─ la voz chillona de Evelina lo sacó de su ritmo. La chica tropezaba hacia él, riendo como nunca la había visto antes.

─Evelina, vas a caerte.

Jake la atrapó antes de que se estrellara contra el suelo. Ella se apoyó en su brazo, tambaleándose y balbuceando cosas incomprensibles, mientras él trataba de abrirse paso entre la multitud para sacarla de allí. Aunque le hacía gracia verla en ese estado, no podía evitar preocuparse. Era evidente que Evelina no sabía manejar el alcohol, y dejarla sola era un riesgo que no estaba dispuesto a correr.

─¿Desde cuándo te volviste un aguafiestas?─ bromeó ella, entrelazando su brazo con el de Jake.

─¿Cuántos dedos ves?─ preguntó él alzando una mano frente a su cara.

─¿Cuántos besos quiero?─ respondió ella, soltando una carcajada que lo hizo negar con la cabeza.

─Ay, Evelina... mañana te arrepentirás de todo esto.

El lunes por la mañana llegó con una resaca emocional para Evelina. Su tercera clase había terminado, y necesitaba café para sobrevivir al día.

Hizo fila en la cafetería, compró un café negro sin azúcar y caminó por los pasillos en dirección a su clase de inglés. Al entrar, vio a Jake ya en su lugar, con los audífonos puestos y los ojos clavados en su celular. Al menos eso significaba que no la molestaría.

Pero la paz duró poco.

─¿Entonces vas a querer un beso o no?─ preguntó Jake con una sonrisa burlona, justo cuando Evelina dejaba su mochila sobre la mesa.

Ella lo ignoró, pero el rubor en sus mejillas la traicionó.

─¿Tanto así fue la resaca?

─¿Quieres dejar de molestar?─ respondió Evelina con irritación, mientras él soltaba una risa.

El problema era que recordaba todo lo que había pasado en la fiesta, desde los tropezones hasta la mirada divertida de Jake mientras la sacaba de la pista de baile.

─Mayormente tú eres la aguafiestas─ continuó Jake─ pero recuerdo que en la fiesta tú me llamaste así. Qué irónico, ¿no?

Evelina suspiró aliviada cuando el profesor entró al aula, interrumpiendo la conversación. Se concentró en el pizarrón, o al menos lo intentó, porque no pudo evitar mirar de reojo a Jake, quien estaba claramente luchando por mantenerse despierto.

¿Y aún así se atrevía a sacar mejores notas que ella?

─Para esta clase necesito que formen parejas ─anunció el profesor─ no se levanten, yo las asignaré.

Evelina apretó los labios. Sólo esperaba que le tocara alguien responsable y dedicado. Sin embargo, su suerte estaba a punto de fallarle.

─Evelina y Jake.

Escuchó la risita de Jake desde su asiento.

─Cosas de la vida.

El profesor continuó explicando las instrucciones.

─Las actividades están en la página 98. Pueden comenzar.

Jake apoyó la cabeza sobre el pupitre, y Evelina rodó los ojos. Sin pensarlo dos veces, tomó su libro y lo golpeó suavemente en la cabeza.

─Despierta, hay trabajo que hacer.

Él se enderezó con una sonrisa perezosa.

─Siempre tan dedicada.

Evelina suspiró. El semestre iba a ser más largo de lo que pensaba.