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Evelina cerró su libro de golpe. Por más que intentaba concentrarse, su mente simplemente no colaboraba. Jake no había aparecido en todo el día, lo cual era raro. ¿Acaso se había acostumbrado a sus constantes visitas? No, claro que no. Si de algo estaba segura, era de que debería estar agradecida de no tener que soportar sus bromas hoy.

─¿Evelina, qué harás esta noche? ─preguntó Heejin interrumpiendo sus pensamientos.

─Estudiar. Mañana hay examen.

Heejin bufó, lanzando una mirada de desaprobación.

─Qué aguafiestas. En fin, solo venía a ver si seguías viva. Tengo que irme, el comité estudiantil me espera.

Era difícil de creer, pero sí, Heejin, con su personalidad despreocupada y sus bajas calificaciones, era miembro oficial del comité estudiantil. Evelina la observó salir con su habitual energía antes de quedarse sola en la biblioteca.

Tapó su subrayador y cerró el libro con un suspiro. ¿Por qué no podía concentrarse? Miró su reloj de muñeca; a esta hora, Jake solía deambular por los pasillos, siempre con una sonrisa burlona en el rostro o alguna ocurrencia absurda. Incluso había visto a los del equipo de básquet salir del gimnasio, pero él nunca lo hizo.

Estaba pensando demasiado en eso.





Estaba pensando demasiado en eso

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Cuando la última clase terminó, Evelina juntó sus cosas con desgano, colgó la mochila al hombro y salió del salón. Hoy no tendría que preocuparse por el transporte; su hermano vendría a buscarla.

Sin embargo, algo seguía incomodándola. Jake no había aparecido en todo el día.

"¿Se habrá aburrido de mí y de mi indiferencia?", pensó mientras caminaba por el pasillo. Era absurdo. No tenía sentido que le estuviera dando tantas vueltas a algo que, en teoría, debería hacerla feliz. Desde el principio, todo lo que había querido era que la dejara en paz, ¿no?

─Hola ─saludó lanzando su mochila a los asientos traseros del auto y abrochándose el cinturón.

─¿Estás de mal humor? -preguntó Lorenzo con una sonrisa mientras encendía el motor.

─No, ¿por qué?

─Solo digo.

El trayecto transcurrió en silencio, algo inusual en Lorenzo. Evelina podía sentir que algo lo inquietaba, pero no iba a presionarlo. Al fin y al cabo, ella también tenía cosas en la cabeza.

─¿Qué no íbamos a casa?─ preguntó de repente cuando notó que tomaban una ruta diferente.

─Te invito un helado─ dijo él mirando de reojo con una sonrisa cómplice.

Evelina no respondió, simplemente desvió la mirada hacia la ventana mientras Lorenzo hablaba con la chica del McDonald's. Minutos después, le pasó un McFlurry de Oreo.

─Pensé que habías olvidado cuál era mi sabor favorito─ comentó antes de llevarse una cucharada a la boca.

─Nunca olvido nada─ respondió Lorenzo con orgullo.

El sabor dulce del helado pareció aliviarla. Sentía cómo su ánimo regresaba poco a poco, aunque seguía sin entender por qué había estado tan apagada.

"¿De verdad me voy a poner así por un chico? ¡Ridículo!"

Jake, Jake, Jake.

El nombre resonaba en su mente como un eco molesto. No podía creer que le estuviera dando tantas vueltas a algo tan insignificante. Jake no valía la pena, o al menos eso era lo que intentaba convencerse.

─El sábado me regreso a Roma ─dijo Lorenzo de pronto rompiendo el silencio.

Evelina lo miró sorprendida. A pesar de todo, aquella noticia le pareció un respiro. Al menos ahora tendría algo más en qué pensar.

Math Boy|Shim Jake Donde viven las historias. Descúbrelo ahora