Math Boy｜Shim Jake

0.15

─Entonces, ¿irás?

Jake estaba frente a ella, esperando ansioso una respuesta a su invitación.

─Déjame checar mi agenda─ respondió Evelina con una sonrisa leve mientras hojeaba su libreta. Se detuvo en una página al azar y fingió estar concentrada ─tienes suerte, no vendrá el profesor a esa hora.

Jake ensanchó su sonrisa, como si acabara de ganar una pequeña victoria.

─Te veré ahí.

Con esa frase, salió corriendo hacia el gimnasio, listo para alistarse para su partido contra otro instituto. Evelina lo observó marcharse, aún un poco incrédula de que se hubiera tomado la molestia de invitarla.

Suspiró mientras empezaba a guardar sus cosas. Nunca había asistido a un partido de baloncesto, mucho menos había pensado en hacerlo. Pero esta vez, por alguna razón, le parecía emocionante.

Antes de entrar al gimnasio, decidió hacer una parada en la máquina expendedora. Recordó la botella de energético que había visto a Jake beber varias veces, así que tomó una de esas. "Seguro le vendrá bien", pensó mientras apretaba la botella en sus manos y se dirigía hacia las gradas.

─¡Vamos!

Las porristas ya animaban a los equipos. Había bastante gente en las gradas, pero Evelina, que no era de socializar mucho, no reconocía a nadie. Finalmente se sentó junto a un grupo de chicas que no dejaban de susurrar entre ellas.

─Amo ver a Heeseung en uniforme─ comentó una riendo.

Evelina puso su mochila sobre el regazo, ignorándolas lo mejor que pudo. Sus ojos se desviaron hacia la cancha justo cuando los equipos hacían su entrada.

─¡Universidad Yonsei contra la Universidad de Corea!─ anunció el locutor.

El partido comenzó con fuerza. Ambos equipos eran competitivos, y el ambiente estaba cargado de emoción. Aunque intentaba convencerse de que estaba apoyando a su universidad, la verdad era que su atención estaba completamente centrada en Jake.

Se tensaba cada vez que el equipo contrario se acercaba a la canasta. Nunca pensó que un deporte pudiera mantenerla tan al borde del asiento, pero ahora se sentía como si fuera ella quien estuviera en la cancha luchando por la victoria.

─Son guapos─ susurraron las chicas a su lado.

Y sí, tenía que admitirlo: los chicos del equipo de Yonsei eran atractivos. Pero, por alguna razón, sus ojos siempre volvían a Jake. Había algo en él, en su energía, en la forma en que se movía por la cancha, que capturaba toda su atención.

El primer tiempo terminó en empate, y los minutos finales del partido eran un torbellino de tensión. Evelina apretó las manos sobre su mochila, incapaz de apartar la mirada del amigo de Jake, que llevaba el balón. Quedaban apenas segundos en el marcador cuando lanzó el tiro, pero un jugador del equipo contrario lo bloqueó, y la pelota cayó al suelo.

Todo pareció ponerse en cámara lenta. Jake reaccionó rápido, corriendo hacia el balón con una determinación que nadie más en la cancha tenía.

Evelina se levantó de su asiento junto a los demás espectadores, con el corazón latiéndole con fuerza. Jake tomó el balón, lo lanzó hacia la canasta y... encestó. Justo un segundo antes de que el marcador llegara a cero.

─¡Victoria para la Universidad de Corea!─ anunció el locutor mientras el gimnasio estallaba en vítores y aplausos.

Evelina aplaudió con entusiasmo, orgullosa y feliz por la victoria. En la cancha, Jake celebraba junto a su equipo, pero de pronto su mirada comenzó a recorrer las gradas, buscando a alguien.

Hasta que la encontró.

Evelina sintió que su respiración se detenía cuando sus ojos se encontraron. Jake le sonrió, esa sonrisa amplia y segura que parecía iluminarlo todo. Por un momento, se sintió como si el resto del mundo se desvaneciera y solo existieran ellos dos.

Y, aunque trató de mantener la compostura, no pudo evitar sonreír de vuelta.