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Jake mordió su barra de chocolate, esa que había aparecido misteriosamente en su pupitre esta mañana. Sin más, tomó su lápiz y comenzó a resolver los ejercicios sobre las Leyes de Newton que el profesor había dejado como práctica para el examen.

La música llenaba sus oídos a través de los audífonos, y su pie se movía al ritmo de la canción. Con una mano sostenía el chocolate y con la otra, el lápiz que garabateaba fórmulas en su libreta.

Oh, darling─ murmuró al ritmo de Lifetime de Justin Bieber.

Estaba tan concentrado que apenas notó cuando Evelina se sentó frente a él. Fue inesperado, pero no desagradable. Con un gesto rápido, pausó la música y se quitó un audífono.

─¿Viste que Justin Bieber será papá?─ comentó Evelina de la nada, mientras sacaba su cuaderno. Su tono era indiferente, como si la noticia no le importara realmente.

Jake arqueó una ceja y sonrió.

─Por supuesto, yo estoy organizando el baby shower. Incluso me pidió que fuera el padrino de su hijo.

Evelina soltó una carcajada, y Jake se permitió disfrutar el momento. No era común verla reír, pero sabía que tenía algo que ver con esa risa, y eso le bastaba.

─¿No te duele la cabeza estudiar tanto?─ preguntó ella mirando con desdén los apuntes de Jake.

─¿Estudiar? ¿Yo? Por favor─ respondió mientras sacaba la calculadora.

Evelina rodó los ojos y, cambiando de tema, dijo:

─Acompáñame a la cafetería.

Jake dejó la calculadora sobre el pupitre y la miró con una sonrisa traviesa.

─¿Me estás invitando a comer?

─Solo dije que me acompañaras. Lo que hagas después es tu decisión─ replicó Evelina mirando hacia otro lado.

Jake se inclinó un poco hacia ella, aún sonriendo.

─Muy bien, hay que seguir el papel. Novia preocupada, ¿eh?─bromeó mientras guardaba sus cosas.

─La escuela te está consumiendo demasiado. Ahora debería preocuparme de que tu diminuto cerebro quede seco ─disparó Evelina alzando una ceja desafiante.

Jake soltó una risa breve. Sabía que Evelina tenía una forma única de demostrar afecto. Aunque siempre parecía estar a la defensiva y lo molestaba cada vez que podía, era evidente que le importaba. Y eso, de alguna manera, le gustaba.

En la cafetería, ambos tomaron sus bandejas y se sentaron frente a frente.

─Voy a competir en un examen de física ─dijo Jake mientras recogía un poco de comida con los palillos─ ganaré el primer lugar y, para que veas qué buen amigo soy, dedicaré mi victoria a ti.

─Muy bien, cerebrito─ respondió Evelina con una sonrisa que ocultaba cierto orgullo.

A pesar de sus constantes bromas y las discusiones ligeras, había una conexión entre ellos que iba más allá de las palabras. Evelina lo sabía, aunque no lo dijera en voz alta. Y Jake, entre bromas y cálculos, también lo intuía.

Math Boy|Shim Jake Donde viven las historias. Descúbrelo ahora