Finalmente en placer opacó a la razón, pasé mis manos por su cuello correspondiendo el beso, sus manos fueron directas a mi sostén desabrochándolo, una vez que quedaron libres, empezó a pellizcarlos.
Abandonó mis labios para bajar hacia uno de ellos e introducírselo en la boca lamiéndolo, mi excitación crecía por momentos, sin dejar de hacerlo, llevó una de sus manos hasta mi entrepierna, por encima de las bragas comenzó a acariciarme.
Mi cuerpo reaccionaba rápido ante sus caricias, la excitación me recorría, dejó mis pezones lo cual agradecí, estaban tan duros que dolían. Se arrodilló en la cama, subió mi vestido, hizo a un lado las bragas introduciendo con cuidado el primer dedo en mi interior, reprimí un gemido ante aquello.
De forma lenta comenzó a hacer movimientos circulares mientras que con otro de sus dedos daba pequeños roces a mi clítoris, sentía una descarga de placer recorrer cada rincón de mi cuerpo, introdujo el segundo y casi seguido el tercero comenzando a embestirme con ellos haciendo que me retorciera.
Mordía mi labio intentando controlar mis gemidos, movía las caderas al ritmo de sus dedos, de repente los saco haciendo que abriera los ojos mirándolo, él sonrió con sensualidad, me agarró con fuerza por los muslos tirando de mí hacia él, se inclinó hacia mí, acercó su rostro al mío, atrapó mi labio inferior entre sus dientes, dándole una suave mordida.
Me estremecí al sentir la punta de su miembro rozar todo mi sexo, repitió la acción varias veces, no pude evitar soltar un gemido lleno de placer cuando se introdujo en mi interior, pasé mis piernas alrededor de su cuerpo, inicio un vaivén lento, con cada embestida el placer me recorría estremeciéndome.
Cada vez me era más imposible aguantar mis gemidos, sus embestidas se volvieron más rápidas y fuertes, movía mis caderas intentando seguir su ritmo, apretaba las sabanas con fuerza, podía sentir como el orgasmo se avecinaba.
- Vamos preciosa, hazlo junto a mí-dijo entre jadeos a lo que asentí
Él sonrió embistiéndome con más fuerza, llevé mis manos a su espalda clavándole las uñas, sentí mi cuerpo tensarse, cerré los ojos, mi interior se contrajo, un fuerte gemido escapó de mis labios ante el orgasmo que sacudió mi cuerpo, con una fuerte estocada, a él también le llegó corriéndose en mi interior.
Se desplomó a mi lado, todo quedo en silencio, lo único que se escuchaba era nuestra reparación agitada y la máquina que no paraba de pitar al aumentarle las pulsaciones, me giré quedando enfrente de él que me miraba con ternura.
— Te amo Marcia-dijo con voz ronca, me mordí el labio con fuerza, temía que si no lo hacía, también acabaría diciéndolo, desvíe la mirada, suspiré sentándome, carraspee acomodándome la ropa
- Será mejor que abramos la ventana-comenté bajandome de la cama, fui hacia ellas abriéndolas, sentí algo caliente bajar por mis muslos- Mierda...— susurré yendo hacia el baño para asearme
Una vez dentro abrí la llave del agua, mientras esta corría me miré al espejo, tenía el rostro rojo, el cabello desordenado, la frente un poco sudorosa, respiré hondo sintiéndome un idiota por haber sucumbido a él
- Tonta, tonta, tonta, pero ¿Qué has hecho?-murmuré con rabia, volví a respirar hondo, me incline sobre el lavamanos echándome agua al rostro.
Quería abofetearme, había cometido una gran idiotez, pero me había dejado llevar, por mis sentimientos, por el placer, suspiré secándome la cara
Salí de baño mirando al suelo, a pesar de saber que hice una idiotez, que nunca debió pasar, en parte, no me arrepentía.
- Marcia...-murmuró con la voz débil, levanté la cabeza mirándolo, tenía la mano en una de sus heridas, el camisón blanco se había teñido de rojo, rápidamente me acerqué a él.
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Volver a sonreír
FanfictionEsteban y Marcia eran una pareja de enamorados pero el destino les tenía preparado una dolorosa separación a causa de los amigos q los rodeaban.. los cuales llenos de envidia y celos hicieron hasta lo más atroz para separarlos..Un asesinato cambia...