!Lluvia!

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El día transcurrió con total normalidad, pasaban las horas y había llegado la tarde. La empresaria se dirigió a su casa en compañía de Gaspar, se disponían a hacer la maleta de la ojiverde para el viaje.

- Está bien-suspiró con resignación el castaño bebiendo de su taza mirando a través de la ventana- me ha llamado el gerente del complejo de las cabañas y ha dicho que hoy comienza la tormenta que llevan días anunciando-comentó de repente, y miré hacia el cielo estaba muy oscuro, y el aire soplaba con fuerza, parecía que en cualquier momento, caería un diluvio.

- Espero que no pase nada malo-murmuró la pelirroja apartando la vista clavándola en el móvil el cual comenzó a sonar, suspiro viendo la pantalla, era
Esteban.

- ¿No vas a contestarle? - cuestionó haciendo que lo mirara

- Quizás, más adelante, por ahora no puedo-

- ¿No piensas perdonarlo nunca? - preguntó, y respiré hondo mirando al techo

- No lo sé, me hizo mucho daño sus palabras en el hospital, me destruyo el corazón-susurré sintiendo un nudo en mi garganta

- Dicen que todos merecemos una segunda oportunidad-

- También se dice que errar es de humanos, pero,
¿Qué haces cuando te han roto el corazón de esta forma?, ¿Qué haces cuando te han culpado y señalado? - cuestioné sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas, se sentó a mi lado agarrándome de las manos

- Esteban es un imbécil, te ha destrozado y se merece sufrir, pero, creo que también deberías entender su punto de porque lo hizo-dijo -...lo miré
anonada.

- ¿Qué tengo que entender?, ¿Qué me hirió con su comentario?, no una, sino dos veces, y a cada una más dolorosa que la anterior - me quejé con enfado soltándome de su agarré

- No, que estaba aterrado y con sentimientos confusos , y su miedo, le llevó a actuar de forma estúpida-comentó poniéndose de pie

- ¿Y el tener miedo le da derecho a hacerme daño?-
cuestioné enfadada

- No, para nada, pero, el miedo te paraliza, nuestra capacidad de control y percepción se vuelve nula, consideramos que necesitamos hacer frente de manera inminente a aquello que nos intimida, solemos evitarlo o escapamos de las situaciones que nos causan temor, eso es sentir miedo, eso, sintió
él cuando le confesaste aquello y después de pensar con claridad entendió el grave error cometido hacia ti-expresó mirándome serio, y bufé cruzándome de brazos

- ¿Acaso eres psicólogo? -cuestioné cruzándome de brazos, el rio por lo bajo

- No, pero tome un curso acerca de las emociones— dijo guiñándome un ojo- y creo, que él está dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de conseguir tu perdón-

- ¿Cómo sabes eso? —pregunté en un susurro mirando como mi móvil vibraba de nuevo

- Porque si no fuera así, no estaría ahí parado bajo la lluvia, mirando hacia aquí - rápidamente me levanté acercándome a la ventana, comprobando que tenía razón, él estaba allí

- ¿Qué diablos hace ahí? -cuestioné sin dejar de mirar, sonrió saludándome con la mano

- Buscar tu perdón, por lo que me ha dicho, está desesperado, no sabe qué hacer, incluso ha desatendido un poco el trabajo - lo miré impresionada, él es un obseso del trabajo, respiré hondo alejándome de la ventana, fui hacia la entrada agarrando un paraguas junto a mis llaves y salí de la casa.

Crucé la calle con cuidado, me acerqué a él mirándolo sorprendida, una sonrisa aprecio en sus labios, me miraba con algo de fascinación

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