3.-no tengo complejo de héroe.

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Al llegar a la posada Alicia y Ethan se encontraron con una mujer rechoncha la cual era dueña del lugar, estaba sentada y coqueteaba con lo que parecía ser uno de sus esposos, este estába terriblemente incómodo.

—¡buenas noches!—

Alicia hablo fuerte y claro para llamar la atención de la mujer y que el hombre pudiera huir.

—¡¿Que quieres?!, ¡Estaba ocupada!—

—una habitación —

La mujer vio de arriba a abajo a Alicia, cabello café completamente cubierto de tierra y sangre seca, ojos azules visiblemente cansados y horriblemente sucia.

—no doy limosnas—

Alicia puso una moneda de oro en el mostrador.

—que bien, yo no las acepto—

La mujer sonrió y le dio la llave junto con muchas monedas de plata.

—que tengan buena estadía—

Sus dientes amarillentos se asomaron.

Alicia siguió su camino sin siquiera mirarla, en algún momento vio la incomodidad en Ethan y lo dejo pasar primero, entraron a una habitación sencilla tenía una cama, lo que parecía un baño y una tina.

—¿Quieres bañarte primero?—

—ah ¿Puedo?—

—si, no hay problema, yo iré a ver dónde encontrar ropa—

Y sin más Alicia salió de la habitación, Ethan con decisión comenzó a ducharse, se arreglaría lo mejor que pudiese para esta gran noche.

(Nada puede fallar hoy, pondré en práctica todo lo que me enseñaron en ese lugar y sin duda le daré hermosos hijos)

Con una sonrisa Ethan comenzó su travesía.

[...]

Alicia paseaba por el pueblo, ya era de noche y no sabía dónde buscar ropa, veía a la gente pasar y seguía sin adaptarse del todo al matriarcado y el sistema del harem, veía a preciosos y bellos hombres luchando por la atención de una mujer que veía a demás hombres cuál carne.

Le disgusto mucho ver ese tipo de escenas, así que se apresuró a comprar la ropa.

(¡Es que alguien no me puede vender una maldita prenda!)

—¿que busca?—

Una voz masculina resonó detrás de ella, al voltear vio a un hombre, cabello blanco, y ojos azules complexión media y algo enfadado.

—¡ah!, disculpe sabrá de casualidad donde venderán ropa a esta hora, acabo de llegar aquí hace un tiempo y apenas me di cuenta que no tenía ropa más que la que llevo.—

—¿ropa a esta hora?...sigueme—

Aquel joven sonrió con algo de maldad apenas Alicia no pudo ver su cara.

Llevo a Alicia a un callejón entre casas,  frente a estás estaba la misma mujer con la que se había peleado y había maltratado a Ethan.

— ella te puede servir, ¡te la ofrezco a cambio de mi libertad!—

El joven hablo.

( ...Creo que aquí no venden ropa...)

—Veamos a quien...¡Maldita perra deja de interponerte en mis asuntos!—

La mujer grito apenas reconocer a Alicia, apenas habían acabado de ponerle la vendas y curar los raspones de su cara.

— con razón el camino se me hacía conocido... ¿tienes ropa que me vendas?—

Mis amados esposos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora