Al llegar al campo, no tuvo tiempo de asimilarlo cuando soldados bajaron a todas las mujeres con lujo de violencia.
—¡Escuchen bien! ¡Desde ahora no serán tratadas como en sus casitas donde sus esposos las idolatran y les dan la comida en la boca!¡Este es el infierno tendrán que adaptarse y sobrevivír! ¡Desde hoy viven, sueñan y cagan en nombre del imperio!—
Una mujer voluptuosa se paró de manera erguida frente a las mujeres las cuales formaban una fila.
—todo lo que quiero escuchar de sus bocas es ¡Si señora!—
—¡Si señora!—
(Jamás tuve buena conducta en la escuela... básicamente por la mala suerte que me cargó)
—¡ustedes darán su patética vida en nombre y por la vida de nuestra emperatriz Odette!—
—¡Si señora!—
—¡Larguense!—
[...]
Tres días habían pasado, horribles físicamente y mentalmente ya que ver a los heridos en las carretillas era traumatizante.
Personas sin extremidades, sangrando, con infecciones muy avanzadas, con gusanos incluso, sin una parte del cuerpo o con una psicosis muy desarrollada era lo que día a día traían.
Pero era más esperanzador que ver a la carretilla de soldadas de "eterno sueño", aquellas que murieron en la guerra y que lamentablemente algunas quedaban tan irreconocibles que terminaban en lo que se conocía como la fosa común.
El ánimo del equipo estaba algo bajo.
—llego otra carretilla de eterno sueño—
Ana una mujer de la misma estatura que Alicia, cabello rojo fuego, ojos azules y gran belleza, llegó informando al escuadrón apenas llegó.
—¿Cuántos más trajeron? Y ¿cuántos más quedan?—
— trajeron doscientos, quedaban allá ciento cincuenta.—
Todo el equipo suspiro, probablemente mañana los enviarían a ellas.
—¡Atención! ¡Coronela Atrivz entrando!—
La coronela Atrivz entro lentamente.
—Como ya habrán deducido mañana mismo es su día, todo lo que pudimos haberles enseñado sobre espadas y armas se lo hemos enseñado, mañana se jugarán la vida...si algunas de ustedes ven a la muerte, veanla como una vieja amiga, no cómo algo malo señoras.—
La coronela se detuvo frente a Alicia.
—tu me debes otra batalla, así que no tienes permitido morir soldada, ¿Me comprendes?—
—¡Si sebora!—
Risas se escucharon de fondo y la coronela las callo.
—¡Repitalo soldada! ¡¿Si que?!—
—¡Si señora!—
—¡Bien!, continuando hoy señoras será su último día, así que como gesto de buena fé traeremos a los caballeros de compañía que les estarán sirviendo por la noche.—
Murmullos y chiflados se escucharon de fondo.
(Yo no soportaba a los hombres de mi mundo y mira a dónde vine a parar.)
Y sin más la coronela se fue.
—¡Eh ya supimos que apodo ponerte sebora!—
—¡Soldada sebora ¿Cómo le va?!—
ESTÁS LEYENDO
Mis amados esposos.
RandomAl defender a su familia de un asaltante y morir, Alicia es transmigrada a un mundo del matriarcado, donde las mujeres son el pilar y las que mantienen a la familia, mientras los hombres son los que se quedan en casa. Lo más sorprendente para Alicia...