36.-inicio de la guerra.

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—En conclusión, ¿si no te disfrazabas de mujer iban a mandar a tu hermana de cinco?...yo también lo hubiera hecho.—

—¿No le dirás a alguien de esto?—

—nop, se muy bien de las consecuencias que un hombre tendría si se descubriera que no es mujer.—

(El ejercito lo utilizaría como incubadora personal, u rata de laboratorio en el mejor de los casos...)

—¿Entonces qué harás?—

—nada, haré como que no lo vi...¿si alguien más lo descubre avísame quieres?—

(Si se desnudo a pleno cuarto compartido por todo el escuadrón, no creo que solo yo me enteré.)

Alicia sin más se fue a dormir, necesitaría fuerzas para el siguiente día.

(Espero que sobrevivamos.)

[...]

Eran las seis de la mañana cuando el escuadrón fue llamado a las carretillas.

Y ese, junto con todos los escuadrónes  fueron a la guerra tardarían aproximadamente unas cinco horas en llegar al punto.

Al llegar a la cuarta hora las soldados tuvieron la curiosa idea de ver las partes intimas de las otras.

—¡Ana solo déjanos verla! ¡Todas saben que no hay cosa que una más a una mujer que vernos la vagina!—

—¡Vamos Ana! ¡Hasta Alicia pacíficamente nos la dejo ver!—

(Me llegaron en bola y la perra de Monrise "accidentalmente la tocó con la mano")

—¡Que no!—

En un descuido una mujer quiso jalar el pantalón de Ana, pero Alicia fue más rápida y cubrió a Ana con su cuerpo, pero al momento de hacerlo ambas cayeron de la carretilla.

(¡Tu te vas también!)

Alicia tomo de la playera a Monrise y la jalo, cayendo las tres a la selva húmeda.

—y una mierda...¿Nos acusaran de traición a la patria?—

Ana no tuvo tiempo de contestar cuando vieron con impresión como una bomba cayó en la carretilla en la que venían.

(Asuputamadre)

—p-podemos utilizar eso como argumento.—

Monrise razonó.

Alicia se dirigió allá, al llegar solo pudo ver el cuerpo carbonizado de su escuadrón, algo en su estómago se revolvió.

Una mano carbonizada surgió de la carreta, y Alicia fue hacia allí.

—n-no me quiero morir, ¡Por favor sebora! ¡No me dejes!—

Alicia no podía ni reconocer la cara de aquella mujer, todo su rostro estaba carbonizado y al terminar de hablar su mandíbula se desprendió y de ahí salió más sangre aún.

Alicia estaba en shock, aun tenía sostenida la mano de aquella mujer, la siguió sujetando hasta que convulsionó y murió.

En su interior surgieron dos emociones, el miedo y la ira.

—¿Porque le sigues sosteniendo la mano? ridícula, ni que la fueras a revivir...—

Monrise escarbaba con unas ramas entre los cuerpos carbonizados, tratando de encontrar algo útil para utilizar.

Alicia disgustada por la actitud de Monrise le aventó una piedra a la cabeza.

—si te estás muriendo no me llames, te dejaré morir —

Mis amados esposos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora