Alicia seguía peleando, tal parecía que el ir a cazar le había ayudado en cuanto a reflejos y ataque.
Esquivaba y cortaba, incluso tenía que poner demasiada fuerza si quería atravesar la armadura del enemigo con la espada.
Por el momento no había utilizado la pistola.
El ejército enemigo seguía creciendo, pero una extraña explosión elimino a muchas de las soldadas.
-¡Es el! ¡El maldito maníaco está aquí!-
Grito una mujer del lado enemigo.
Un caballo relincho, y arriba de el un hombre de cabello corto aventaba granadas y disparos sin realmente ninguna puntería.
-¡Ahora todos se van a morir!-
El maniático grito.
(A ese que lo enfrente la generala y la coronela, ni loca me acerco)
Alicia siguió matando a más mujeres aprovechando su estupor, lanzo un par de granadas y asesino a algunas.
Pero algo llamo su atención, Ana quien valientemente peleaba no noto como aquel loco venía hacia ella.
Ana vio el reflejo de sus ojos, su cara de miedo y pena por ella misma, no listo a morir así, disparo a aquel hombre y agitaba su espada hacia el.
Lo cual solo hizo que comenzará a reír.
-¡Eres tan divertida! ¡Matarte será tan satisfactorio!-
Aquel hombre daba piruetas y giros logrando perturbar a quien lo viera con el fin de esquivar las balas.
En algún punto pudo acercarse a Ana lo suficiente para con una espada matarla.
Solo entonces un disparo llegó a centímetros de el, haciendo que retrocediera.
Alicia había disparado, su interior estaba asqueado de saber que había vuelto a disparar un arma, pero a su vez se sentía bien de alentar su complejo de héroe.
Aquel hombre sonrió al ver la determinación en la cara de Alicia, con rapidez y riendo psicóticamente, corrió a cuatro patas hacia Alicia, su espada la tenía en la boca, lo cual perturbaba aún más su risa.
Alicia sabía que no lo asesinaria de esa manera así que, necesitaba que el la atacará primero para actuar, necesitaba estar en su realidad.
Ana intento ayudar a Alicia, pero decidió dejar el asunto en sus manos, y ella defenderla de las demás soldadas que intentarán interferir en la pelea.
El choque de espadas llegó, y el hombre no tenía miedo a dar golpes con la espada, aventar tierra, arañar y morder.
El último le dio una idea a Alicia.
-¡¿Crees ser un loco pero ni una puta mordida sabes dar?! ¡Eres un hombre patético, más aún eres malditamente promedio! ¡Mejor regresa a casa a bajarte los pantalones para tu esposa!-
(Perdonenmemiscuatroespososnoesciertonopiensoasi)
Aquel hombre enfureció y con una sorprendente rapidez le dio una mordida en el cuello a Alicia, intentando arrancar esa parte de su cuerpo.
Alicia sonrió y con rapidez saco el arma y disparo a la cabeza de aquel hombre, finalmente matándolo.
-¡El maldito murió!-
El grupo enemigo celebro.
Pero aún así siguieron atacando.
Y Alicia también.
[...]
Llevaban ya dos meses peleando, ganaban una batalla y había otra esperándolas, su misión era recuperar la ciudad de minería y comercio.
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Mis amados esposos.
RandomAl defender a su familia de un asaltante y morir, Alicia es transmigrada a un mundo del matriarcado, donde las mujeres son el pilar y las que mantienen a la familia, mientras los hombres son los que se quedan en casa. Lo más sorprendente para Alicia...