33.-Presion.

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Alicia buscaba desesperadamente a Oro, hasta que vio una multitud y al abrirse paso la gente al verla comenzó a susurrar.

—¡Oro!—

Oro se encontraba en el centro de la multitud y corriendo llegó al lado de Alicia.

—¿Entonces es cierto que todos murieron?—

—¡Oh, mi niño!—

—¡¿Dónde estabas tú si se supone eres la mujer?!—

—mi amada esposa estaba en casa con nosotros cuando sucedió, estaba arreglando la casa, y nosotros mandamos a Ethan y Oro a sacar a unos molestos comerciantes, entiendo su enojo y su tristeza pero ¡no la metan en esto!—

Caspian tenía un semblante serio pero imperturbable.

—¿Porque fueron siquiera al bosque?—

Una mujer pregunto.

—...iban a la casa de Alicia a...intentar comprometerse con ella, les pido comprensión, es una guerra ellos solo buscaban protección y estabilidad, y Alicia al ser la mujer más proveedora del pueblo ...al menos querían intentarlo.—

La gente del pueblo no hablo ni dijo nada.

—¡Señorita Alicia por favor comprometase conmigo!—

—¡Señorita Alicia por favor quédese a mi hijo!—

Alicia estaba siendo jalada por las personas del pueblo, todos querían la protección y estabilidad que Alicia podía proveerles.

No fue hasta que se escuchó tres disparos que la gente se tranquilizó.

—¡Dignidad gente!, es una guerra yo se, pero no es como si no estuviésemos preparados para algo así, además son personas no malditos lobos hambrientos.—

La alcaldesa había llegado en una silla de ruedas.

—¡P-pero!—

La alcaldesa solto un dispara al lado de la persona que hablo.

—¡Usted no-!

Otro disparo callo a otra persona.

—¡Cómo si no existieran leyes!—

(De las cuales te apropias y cambias a tu gusto...)

Alicia pensó para si, pero era más importante intentar tapar el hoyo de su bata, específicamente del área del pecho, tal parecía que entre el jaloneo rompieron muchas partes de esta.

Guardo su cuerda en su lugar, si la alcaldesa no hubiera aparecido probablemente hubiera utilizado la cuerda como látigo.

—¡Es un pecado querer lo mejor para nosotros o nuestros hijos!—

—¡Yo les voy a decir que es pecado!, ¡Pecado es que fueron a cazar puro maldito conejo, ratones y peces chiquitos!, ¡¿Acaso se aventuraron a cazar algo más grande?! ¡Algo que pudiera darles el dinero que su familia necesitaría!—

—¡No es justo! ¡Algunos de nosotras estuvimos de sol a sol!—

—¡¿Y en todas esas horas solo trajeron algo tan patético como eso?!, ¡Por culpa de su cobardía su familia caerá en desgracia! ¡No quieran aferrarse al éxito de las personas que dejaron el alma en la cacería!—

—¡Ya no hay tiempo!—

—¡Yo aún veo el sol!, ¡Salgan a cazar algo bueno, cobardes mujerzuelas!—

Las mujeres del pueblo estaban enojadas pero aún así no podían refutar nada, así que con enojo fueron a cazar.

—¡Ay lichita siempre andas en problemas!—

Mis amados esposos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora