31.-encuentros inesperados.

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Especial Pdv Alicia.

[...]

Desperté por el maldito pájaro que me había cagado la cara.

Al cabron lo iba a descocar.

Definitivamente era peor que matarlo, así que con el primer royo del sol y con el suficiente frío como para erizarme las tetas fui al río más cercano y me lave la cara.

Alicia regresar al árbol vi fijamente al pájaro, y lancé una flecha a su ala, escale al árbol y solo entonces lo vi, al malnacido ese.

Lo tome y con presición lo descoque.

—oye tú estás enferma de verdad—

Vi a mi monedita con pena y el me vio con cara de asco, algo habitual en el.

—es que me...si...cambiemos de tema voy a ir a cazar el desayuno ¿Algo que tú gustes?—

—quiero un jabalí —

—¿te lo vas a comer entero?—

—obviamente no—

Sonreí.

Yo digo que si me quiere.

Fui a cazar un jabalí, el cual al verme hizo una pose de "vas a terminar comiéndomela perra", lo cual técnicamente era cierto pero de otra forma.

No quise gastar tanta energía así que utilice una flecha y le di al ojo para atravesar el cráneo.

Tenía que cazar aún más, hoy era el último día que podría hacerlo, no creo que ninguno de mis esposos en casa dejarían que pasará más tiempo fuera.

Al terminar de cocinarlo le di su almuerzo a mi preciosísimo monedita, tenía más maldito ego que cualquiera que haya visto, pero sus circunstancias tampoco eran las mejores.

Estachiquitotodaviamibebé.

—ayer casi acabas con el bosque, porque no regresamos ya tenemos suficiente dinero.—

Por un momento lo replantee pero no podía dejar de pensar en escenarios catastróficos, necesitaba más.

No podía detenerme ahora.

Trescientos setenta monedas no eran nada contra mis miedos, si ellos por alguna razón necesitan evacuar el pueblo y empezar de nuevo mientras estoy afuera, ese dinero apenas sería suficiente, o si alguno estaba lastimado y necesitaban ir al doctor, o llegaba el ejército enemigo...

—ay monedita tanto te disgusta mi compañía, ¿Qué voy a hacer?—

Juguetonamente me recosté sobre sus piernas, siendo consciente de que quizá me aventaría por manchar su bata.

Pero para mí sorpresa no lo hizo.

¡Ay el amor!.

—no es eso, solo que te pones rara cuando te despiertas y atacas a animales indefensos—

—el se lo buscó, definitivamente parecía psicópata...pero el se lo busco—

Oro sonrió y por primera vez no era una sonrisa altanera.

Era muy lindo verlo así, aunque realmente el era lindo de muchas maneras, siempre he admirado el ritual que sigue para su autocuidado, incluso algunas inseguridades que tiene las luce con orgullo.

Traerlo al bosque tal vez no fue la mejor opción pero necesitaba saber muchas cosas de el, y ahora se que, con asco, podría cazar y definitivamente se sabe defender.

Por algo termino en la cárcel con mi amado huroncito.

Ahh que estará haciendo mi querido huroncito, probablemente esté enojado en la cama por su pie...o golpeando a alguien...quien sabe.

Mis amados esposos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora