⑅˖♡⁠˖⑅ Capítulo cuatro ⑅˖♡⁠˖⑅

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- ¿Es una mierda, no?- Pregunto Sebastián llegando junto a el, parecía también demasiado harto de la fiesta.

- Déjame adivinar, esto es una mierda porque Dino no pudo venir.

- Estás en lo correcto.- Dijo antes de tomar su trago.

- ¿No sé supone que Joseph es el que debería estar aquí, en tu lugar?- Pregunto Ollie al acordarse de ese pequeño detalle.

- El muy idiota se fue a los golpes con Paul y casi le rompe la nariz.- Contesto como si nada, despues de todo era muy normal que esos dos intentarán matarse.- ¿Como va tu asunto?

- Aún no se cual es mi siguiente paso.

- Piénsalo muy bien, yo aún tengo cosas de las que me arrepiento.- Le aconsejo Sebas mientras parecía demasiado perdido en el trago que tenía frente a el en la barra.

Ollie entendía porque estaba arrepentido.- ¿Aún no le dices la verdad?

- No.- Contesto sin más para luego volver a hablar.- No pienso arriesgarme a perderlo.

Ollie asintió entendiendo lo que decía. Posiblemente si el estuviera en su lugar jamás diría la verdad.

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La situación con Sebastián es que nunca le importo mucho lo que sentían las demás personas.

Al ser el hijo menor de los Verstappen Perez siempre vio todo como algo sin importancia. Lo único que le preocupaba era su familia y su trabajo, si es que le podías llamar trabajo a lo que hacías y en su familia habían personas que no entraban mucho porque no convivía tanto con él.

Se separaron demasiado por grupos cuando decidieron a que se dedicarían dentro de la mafia. Unos decidieron tomar clases de modales y los demás tuvieron que tomar entrenamientos militares.

Demasiado contrarios para ser amigos.

Tenían cariño uno al otro porque son familia y apreciaban verse en los eventos familiares que eran mucho pero fuera de eso cada uno tenía a sus favoritos.

Entre los favoritos de Sebas no estaba Dino.

Dino a sus ojos era raro, un ratito más. Jamás salía ni hacia nada malo, se vestía mal y era desordenado, nada atractivo, todo lo contrario, parecía repelerlo completamente.

- ¿Que hace ese aquí?- Pregunto una de sus amigas que estaba sentada en sus piernas moviense sugerentemente hasta que paro por señalar a alguien que le pareció desagradable por su tono de voz.- ¿No es tu primo el raro?

- No es mi primo.- Contesto con desagrado al ser ligado con... eso.

- ¿No?

- No muñeca.- Contesto besándola.- Es cercano pero no es mi familiar sanguíneo.

- ¿A qué no te lo tiras?

- ¿Por qué lo haría? El tipo realmente no me atrae.- Contesto con obviedad sin importarles estar siendo escuchado por sus demás "primos"- Que puto asco.

- ¿Que no eres capaz?- Provocó uno de sus oros amigos con una sonrisa.- Si lo haces te damos un millón de dólares.

A Sebas no le hacia falta el dinero pero su ego le gritaba aceptar.

- Bien.- Contesto de mala gana levantándose.

- Queremos pruebas. Aunque sea una simple foto.

Sebas lo ignoro mientras caminaba hacia su objetivo en ese club.

Corazones LiberadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora