Min Yoongi no es un doncel común, pero tampoco encaja con la demás sociedad rica; Si, es algo caprichoso y le gustan sus sábanas de seda, pero no se consideraba inherentemente superficial o una mala persona. El solo quería tener experiencias comunes...
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No hay absolución para las cosas que he hecho.
Pero encontré una manera de controlar mis impulsos. Me convertí en sacerdote.
Como Padre Park Jimin, reprimo mis antojos. Como director de un internado católico, nunca soy tentado por un estudiante.
Hasta Min Yoongi.
El principito malcriado desafía mis reglas y despierta mi naturaleza oscura. Con cada castigo que le aplico, quiero más. En mi aula, en mi rectoría privada y doblado sobre mi altar, deseo todo de el.
Un toque pone en riesgo todo lo que represento. Mi fe. Mi redención. E incluso mi vida.
Como si eso pudiera detenerme. Necesito su dolor, y su corazón. Y el necesita mis lecciones de pecado.
