+Capítulo 20+ Yoongi

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Mis planes de la tarde se decidieron cuando Wendy se topó conmigo en el pasillo

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Mis planes de la tarde se decidieron cuando Wendy se topó conmigo en el pasillo.

—Vas a ir a la práctica de fútbol conmigo. —ella agarró mi brazo y me arrastró hacia el anciano sacerdote que esperaba afuera. Dejé que sucediera porque no tenía nada mejor que hacer. Además, sería agradable salir de los muros del campus.

El Padre Inho sonrió y saludó con la mano cuando nos vio. Le levanté la barbilla y me volví hacia Wendy. —No me di cuenta de que hicieron cascos lo suficientemente grandes para tu gran cabeza.

Por supuesto, sabía que ella iba a ver la práctica de fútbol, no participar en ella.

—Tienes suerte de ser mi mejor amigo. —se colgó una bolsa al hombro y siguió al sacerdote hasta la puerta.

—¿Eh? —caminé junto a ella, intentando seguirle el paso. —¿Así que ahora soy digno de tu amistad?

—Supongo. —levantó un hombro evasiva.

—¿Esto es lo que sientes por mí? ¿Por lo que Maddie hizo anoche? —pregunte. La ultima vez me había dicho que rezaría y pensaría en lo de ser amigos.

—No. Esta soy yo sintiendo pena por ti porque no tienes amigos. —su tono era tan frío, que me dieron ganas de empujarla. Luego soltó una carcajada y sus ojos se volvieron juguetones. No pude resistir y me reí con ella. 

Cuando llegamos al campo de fútbol, encontramos un lugar tranquilo en las gradas. No perdió el tiempo sacando cuadernos y su equipo de cámaras. —Anuario. —dijo cuando me sorprendió mirando. Sabía que ella estaba en el comité del anuario, y ahora tenía sentido que ella quisiera venir a una práctica.

Dado que la Academia Sion no tenía equipo de fútbol americano, St. John de Brebeuf representaba a ambos colegios. Cuando partió para entrevistar a entrenadores y jugadores, yo estaba contento de ver a los chicos hacer sus ejercicios. Había muchos sementales en el equipo. Lindos y en forma. Muchos de ellos me miraron y me guiñaron un ojo desde el otro lado del campo. Pero mi interés por los de su clase había cambiado durante las últimas seis semanas. Ahora solo podía pensar en alguien mucho mayor que yo.

Tal vez debería llamar a mi madre y decirle que su decisión de enviarme a un colegio católico había curado mi curiosidad por los chicos. No estaba interesado en dar mamadas a los universitarios que trabajan en Burger King. Ahora solo quería abrir las piernas para los hombres que me doblaban la edad y que mordían, azotaban y usaban cuellos clericales.

No, no podría decirle eso. No a menos que quisiera que apareciera su asesino secuaz, Ryuseok. Apuesto a que Jimin podría defenderse en una pelea a puñetazos. ¿Pero contra un asesino apuntando con un arma? No quería saberlo. Ojalá pudiera volver a odiar al volátil sacerdote. Entonces yo no lo haría preocuparse por toda esta mierda. Pero ahora me preocupaba. Si mi familia se enterara de que él me tocó, qué enterró su nariz entre mis piernas y me olió.. No podía pensar en lo que le pasaría sin hacerme sentir náuseas.

PECADO - JIMSUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora