+Capitulo 32+ Jimin

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Me desperté con su boca alrededor mío

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Me desperté con su boca alrededor mío. Una boca cálida y caliente que se deslizaba a lo largo de mi semi-erección, poniéndome más duro con cada pasada.

—Estabas dormido hace un segundo. —dijo Yoongi, presionando una sonrisa traviesa contra la punta de mi polla, con su cabello oscuro brillando al contraste de la luz que entraba por la ventana. —Me levanté temprano sólo para poder ver este raro avistamiento. Estabas tan blando y dormido..

—Menos hablar. —empujé su rostro hacia abajo, cerrando los ojos una vez más para disfrutar del contacto.

Se atragantó y me soltó para tomar aire, riendo. —Y grande. Iba a decir eso, pero...

Volví a tirar de su boca hacia abajo mientras conducía mis caderas. Dios santo, mis bolas se levantaron y mi espalda se inclinó mientras el placer abrumador surgía en mí. Se llevó mi polla al fondo de su garganta como si fuera su penitencia. Luego me tomó dentro suyo como si fuera su salvavidas.

Min Yoongi no necesitaba que ningún hombre lo salvara. Pero yo quería ser la persona de la que dependiera. Todo lo que había dentro de mí exigía que le proporcionara algo, empezando por un medio de escape del futuro que su madre estaba tramando.

Con el incentivo adecuado, podría ser un tenaz hijo de puta. Y este doncel era ese incentivo. Estaba en mi naturaleza el mantener un firme control sobre él. Yoongi lo llamaría controlador. Yo lo llamaba protector. Tal vez posesivo. Definitivamente celoso. Sin importar mis defectos, iba a sacar a Kang Daniel de la ecuación. Los treinta segundos que había bailado con él en aquel baile eran todo lo que obtendría. Yoongi estaba a mi cargo durante cinco meses más, y yo usaría esos meses para resolver su futuro.

Cuando bajamos de la nube del orgasmo explosivo, lo tomé entre mis brazos con mi espalda apoyada en el cabecero.

—La mejor noche de sueño. —se sentó a horcajadas en mi regazo, con su rostro acariciando mi cuello y el ligero cosquilleo de sus labios besándome suavemente. Lo rodeé con más fuerza. Más cerca, sintiendo nuestros corazones latir al mismo ritmo.

—Y sexo matutino, ¿Otra vez la primera vez para ti? —preguntó, rodeando mi nuca con sus brazos y pegándose a mi aún más. Sus bellos ojos conectaron con los míos. Me miraba como si fuese su todo. Y para un hombre egoísta como yo, eso avivaba aún más mi instinto posesivo.

—Sí. —respondí con voz ronca. Aunque pareciese extraño, lo era. Yo nunca había dormido con alguien hasta el. Y solo imaginar el hacerlo hacía que un sentimiento de rechazo se asentará en lo más profundo de mi ser.

—Qué vida tan triste ha llevado, señor soltero multimillonario de Nueva York. —sonrió contra mi piel, dejando un pequeño beso en mi cuello. Tan burlón y juguetón como siempre.

—Lo compenso con usted, su Alteza. —deslicé una mano a lo largo de su hermoso culo y me burlé del apretado anillo de músculos entre sus mejillas.

PECADO - JIMSUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora