+Capítulo 21+ Yoongi

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Mis zapatos me incomodaban como el infierno

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Mis zapatos me incomodaban como el infierno. La energía inquieta me bullía en el estómago y mi pulso se aceleraba con la música que sonaba en el interior del gimnasio.

Todavía no entraba. Pero dado el estruendo de las charlas, el Baile de Invierno estaba en pleno apogeo.

—¿Me estás mirando el culo? —pregunto Wendy, adelantándose a mí, con un vestido rosa brillante que hacía cosas increíbles a su figura. Su piel era casi tan pálida como la mía y ese tono la complementaba muy bien. No era común en ella utilizar colores tan llamativos. Me había acostumbrado a verla con ropas negras y grises, sin contar nuestro uniforme. 

—Eso quisieras. —me detuve en la tenue entrada del gimnasio, mirando totalmente su culo. Y sus zapatos. Llevaba unos tacones tan altos que pensé que se rompería el cuello. 

Lucía increíble.

El padre Namjoon se acercó por la puerta lateral y me indicó que me acercara. —Ya te alcanzo, Wen.. —la tiré del cabello.

—Como sea. —se pasó una mano por encima del hombro y se dirigió al gimnasio para hacer su gran entrada. Las luces parpadeantes salían de las puertas dobles mientras los estudiantes entraban con atuendos confeccionados. 

En algún lugar, entre la multitud de adolescentes elegantemente vestidos, Jimin estaría esperando. Y de alguna manera, llamaría más la atención que todos los chicos lindos y jóvenes de la academia. Su porte y su aura eran cosas que ni siquiera una vestimenta de sacerdote podría empañar. Habían pasado cuatro semanas desde que me besó en el bosque en aquella noche fría y tormentosa. No me había besado de nuevo. Pero quería hacerlo. Le veía luchar con ello cada día, con cada respiración.

Ambos luchamos contra ese incesante tirón. Era jodidamente agotador.

—Te ves realmente maravilloso Yoongi. —el padre Namjoon sonrió como un hombre con el corazón lleno de luz. Me sentí maravilloso con este atuendo satinado azul bebé. La delicada tela resaltaba mi silueta y el lazo alrededor de mi cuello acentuaba mi tono de piel. Lucía lindo y elegante. Se lo debía a Kihyun y a su novia.

—Gracias, padre. —sonreí. —Usted tampoco se ve tan mal. 

Kim Namjoon era un hombre increíblemente atractivo, no dudaba que, si no fuera un sacerdote, tendría gente tirándose a sus pies por un poco de su atención. Era alto, de porte elegante y estaba en forma. Los hoyuelos en sus mejillas harían de él un total rompecorazones.  

—¿Qué dices? —lo rechazó con un gesto. Sonriendo amablemente. Sus dientes eran blancos y relucientes, y contrastaban con el tono oliváceo de su piel. Tenía el mismo aspecto de siempre, Camisa negra, pantalones negros, cuello blanco y una sonrisa contagiosa. Pero era apuesto.

Durante el mes pasado, pasé la mayor parte de mi tiempo de inactividad con Daniel y Wendy, mezclándome después de la iglesia, asistiendo a los entrenamientos de fútbol y ayudando con las decoraciones para el Baile de Invierno. Pasar más tiempo con Daniel significó que vi más al Padre Namjoon.

PECADO - JIMSUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora