+Capítulo 14+ Yoongi

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—No pareces feliz, Yoongi

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—No pareces feliz, Yoongi.

—Lo estoy ahora.. —enterré mi rostro en el pecho de Kihyun y envolví mis brazos alrededor de sus anchos hombros. —Te extrañé.

—Hablemos de eso.. —mi hermano tomó mi mano y me llevó más lejos del edificio principal.

Habían pasado cinco días desde que Jimin me devolvió el celular. Le envié un mensaje de texto a Kihyun inmediatamente, sólo para ver cómo estaba y explicarle por qué no había respondido a sus mensajes y llamadas perdidas.

Desde que se había graduado de la secundaria, estaba súper ocupado viajando entre Inglaterra y Francia, en su nueva vida con su novia. Demasiado ocupado para encargarse de mis problemas triviales. No le había pedido que viniera a Maine. Pero debería haber sabido que aparecería el fin de semana siguiente.

El aire frío me rozó las mejillas cuando me uní a él en un banco del patio, lejos de las demás familias. Todos al alcance de la vista me miraban. Por supuesto lo hacían. Kihyun exudaba la fanfarronería de los Min que era natural de todos los de mi familia.

Era el más joven de mis tres hermanos, con sólo diecinueve años, pero tenía la misma musculatura, atletismo, arrogancia y asertividad, básicamente todo lo que se busca en un chico. Y todas las chicas estaban mirando. Excepto Nayoung. No la había visto desde que la suspendieron, pero el rumor era que volvería al colegio este fin de semana.

—Como no contestabas el celular, llamé a mamá. —enganchó su brazo alrededor de mí, manteniéndome cálido.

—Déjame adivinar. Te dijo que estaba bien y que no me molestaras. —rodé los ojos. Casi pude escuchar las palabras en su voz al fondo de mi mente.

—Sí. —sus ojos brillaron con culpa. —No debería haberla escuchado.

—Kihyun, estoy bien.. —apoyé mi cabeza contra su hombro. —Sólo intento adaptarme, eso es todo. —aspiré su aroma familiar, sintiéndome en calma por primera vez desde que había llegado aquí.

—Por favor, dime que ese no es uno de tus profesores.

Seguí su mirada a través del patio y encontré los ojos de acero de mi némesis devolviéndome la mirada.

—Si. —apreté mi dedo corazón contra mis labios y sonreí dulcemente al malhumorado sacerdote. —Es el Padre Park Jimin. Mi único profesor.

Kihyun estaba fuera del banco antes de que pudiera detenerlo. 

—Espera. —corrí tras de él, tirando de su abrigo. —¿Qué estás haciendo?

—No me gusta la forma en que te está mirando.. —tiró de su brazo para liberarlo de mi agarre. —Sólo voy a tener una charla con él.

Era una idea terrible. Mi hermano era engreído, sobreprotector y más bocón que yo.

—Solo recuerda.. —corrí para quedarme a su lado. —Cuando te vayas hoy, tengo que quedarme aquí y lidiar con las consecuencias. No responde bien a las amenazas ni a las faltas de respeto. Así que, por favor, sólo... se prudente. —suplique.

PECADO - JIMSUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora