Bienvenidos a Ravenfil

69 8 0
                                    

Las gotas de lluvia caían con furia, mezclándose con el barro en las calles desiertas. Corría, los cristales rotos y las ramas caídas rasguñando mi piel expuesta, un contraste doloroso contra la frenética carrera por mi vida. Mi cabello pelirrojo se pegaba a mi frente, y las pecas de mi rostro se perdían en el caos de la noche. La adrenalina corría por mis venas como un río imparable, y cada respiración era un eco de mi pánico.

Las calles estaban vacías, desoladas, como si todo el mundo hubiera sido absorbido por la oscuridad. Un par de luces de neón parpadeaban a lo lejos, pero el suelo húmedo y resbaladizo no me permitía detenerme. Mis pasos resonaban en la noche, un tamborileo frenético que competía con el tamborileo de mi corazón.

Un coche patrulla apareció de repente, sus luces azules girando como un faro en la tormenta. Mi primer impulso fue correr hacia él, mi mano extendida en un gesto desesperado. Pero el vehículo pasó a toda velocidad, las sirenas aullando y luego desvaneciéndose en la distancia. Sentí la desesperanza como un peso frío en mi pecho. No podía detenerme. No podía confiar en nada más que en mis propias fuerzas para sobrevivir.

Las palabras del anónimo que me había secuestrado resonaban en mi mente, una amenaza omnipresente que se entrelazaba con mi desesperación: "No puedes escapar de mí. No te dejaré ir." Sus palabras eran un mantra aterrador que se repetía en mi cabeza, una sombra oscura que seguía mis pasos.

Me dirigí hacia el bosque, un manto de sombras que prometía esconderme de la amenaza que me seguía. Las ramas se estiraban hacia mí como garras, y la tierra bajo mis pies era un terreno traicionero, húmedo y resbaladizo. Me adentré en la oscuridad, el resplandor de las luces de la mansión y las calles distantes quedando atrás mientras el bosque me absorbía en sus profundidades.

Un silencio inquietante se asentó alrededor, roto solo por el crujido de las hojas bajo mis pies y el susurro de la lluvia sobre el follaje. El aire estaba cargado de una tensión palpable, y mi respiración era un sonido ahogado en la vastedad del bosque. Me detuve, tratando de escuchar, mi corazón palpitando como un tambor en mis oídos.

Entonces, escuché una voz, un tono frío y conocido que se deslizó entre las sombras.

—Creíste que podrías escapar en la oscuridad, pero el bosque no es tu refugio.—La voz estaba llena de desdén, un recordatorio escalofriante de que mi huida no había hecho más que adentrarme en la trampa.

Me quedé paralizada, mis ojos verdes buscando desesperadamente entre las sombras que parecían moverse con vida propia. El miedo era una presencia tangible, envolviéndome con cada respiración.

—No hay escape—susurró la voz.—Este pueblo guarda más secretos de los que podrías imaginar, y escapar podría ser el mayor de ellos.

El frío me envolvía y el pánico me consumía. Sabía que este pueblo no era lo que parecía, y ahora, en la oscuridad del bosque, la verdad era más aterradora que nunca. No podía escapar. La desesperanza se asentó sobre mí, y comprendí que lo peor estaba por llegar.

Two Roses Black (ALONE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora