6 | Capítulo |

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Mason

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Mason.

Ravenfil. 10/09

7:00 am.

Media casi dos metros, aproximadamente 1.97 m.

El agua caliente caía sobre mi cuerpo, deslizándose por mi piel como una cortina, cubriendo cada rincón. Mis músculos estaban tensos, pero el calor los relajaba lentamente, lavando los rastros de la noche anterior. Cerré los ojos un momento, inclinando la cabeza hacia adelante, dejando que el agua golpeara mi rostro, como si así pudiera borrar lo que había ocurrido.

La persecución... la adrenalina aún corría por mis venas, un recuerdo vivo de cada paso que Roxanne había dado, de cómo había intentado escapar, de cómo la había atrapado. Mis labios aún sentían el sabor de su piel, mi cuerpo aún recordaba la forma en que se había entregado, aunque me maldijera con cada aliento. Una sonrisa, cargada de una ligera diversión, se formó en mis labios.

Pero había algo más, algo que me carcomía en silencio. Una parte de mí que no quería admitir que la había lastimado, que la había arrastrado al límite. Pero esa parte era insignificante. No significaba nada. Ella era solo una presa más, solo otra víctima de los juegos que Alice y yo habíamos jugado durante años. Solo que esta vez, todo parecía... diferente.

Negué con la cabeza, apartando esos pensamientos mientras cerraba la llave de la ducha. No había espacio para dudas, mucho menos por alguien como Roxanne. Aún me estaba divirtiendo, eso era todo.

Ella solo era un entretenimiento pasajero, nada más.

Al salir del baño, me sequé el cabello rápidamente, observando mi reflejo en el espejo. El vapor había empañado el cristal, pero pude distinguir mis propios ojos, oscuros y vacíos. Me incliné hacia adelante, limpiando una franja del espejo con la mano. Lo que vi me devolvió la mirada con la misma indiferencia de siempre. Frío. Distante. Peligroso.

Y así debía ser.

Suspiré, pasando una mano por mi cabello aún húmedo, dejándolo caer hacia un lado. Me vestí con una camiseta negra ajustada y mis jeans oscuros, mi atuendo habitual, el de alguien que prefería pasar desapercibido, que podía moverse en las sombras sin ser notado. El líder de los Blackwood, el hermano mayor, el que se encargaba de proteger a Alice y mantener a raya al resto de los novenarios.

Mientras me alistaba, el leve sonido de risa me llegó desde la habitación de al lado. Era Alice, siempre la misma. La puerta de su habitación estaba entreabierta, y desde mi posición, pude verla sentada frente al espejo de su tocador, aplicándose una capa de labial rojo. La perfección en persona, una muñeca de porcelana que podía destruirte si no sabías cómo manejarla.

—Mason, —llamó sin mirarme, su sonrisa reflejada en el espejo—. Aún no puedo creer lo que pasó anoche.

Me tensé de inmediato, aunque lo escondí bajo una fachada de indiferencia. Alice sabía perfectamente cómo leerme, y cualquier debilidad sería motivo suficiente para que ella comenzara a indagar.

Two Roses Black (ALONE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora