2 | Capítulo |

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Roxanne

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Roxanne.

09 de septiembre 2024

Después de un parpadeo de oscuridad, me encontré con ello.

La oscuridad me envolvía todo a mi alrededor. Roxxane sentía el frío penetrante del bosque en mi piel. Estaba sola, caminando entre árboles que parecían alargarse interminablemente hacia el cielo, como sombras dispuestas a tragársela entera.

Cada paso resonaba en la tierra húmeda, y mi respiración se hacía pesada, como si el aire que me rodeaba fuera denso, cargado de algo oscuro y desconocido.

El bosque la guiaba. O, al menos, eso parecía. No sabía por qué, pero mis pies se movían solos, llevándome a un destino que no había elegido. El camino se hacía más estrecho, los árboles más altos, más sombríos. Un leve susurro recorría el aire, y aunque no podía entender las palabras, sabía que el bosque me hablaba, me llamaba.

Y entonces, la vi.

Una cabaña solitaria se alzaba en medio de la espesura. Abandonada, rota por el tiempo. Las tablas de madera estaban podridas, las ventanas destrozadas, y el techo parecía estar a punto de derrumbarse. Era como si ese lugar hubiera estado esperando su llegada durante años, como si el tiempo no existiera aquí. Un escalofrío mi su espalda mientras se acercaba, su corazón acelerándose. Todo en su interior gritaba que debía darme vuelta, pero algo la empujaba hacia adelante.

Huye. Corre. No debería estar aquí.

La puerta de la cabaña se abrió con un chirrido agudo y largo. La madera crujió bajo mis pies mientras entraba, y el olor a humedad y moho inundó mis sentidos. Los muebles estaban cubiertos de polvo, y las paredes tenían manchas oscuras que parecían formar figuras extrañas. El aire era sofocante, y la sensación de que alguien me observaba desde las sombras era ineludible.

Avance lentamente, mis ojos recorriendo cada rincón. En una esquina, un viejo sofá estaba destrozado, como si alguien lo hubiera arrancado en pedazos. Las cortinas colgaban hechas jirones, y una pequeña mesa de madera estaba volcada, las patas rotas. El lugar parecía haber sido abandonado con prisa, como si algo o alguien hubiera huido.

Al fondo de la cabaña, una estantería medio caída llamaba mi atención. Justo lo que no debería hacer como en una película de terror. Al acercarme, note que uno de los estantes estaba cubierto con papeles viejos, pergaminos que apenas se mantenían juntos. Tome uno, con las manos temblorosas, y lo desenrolle con cuidado.

Los símbolos en él eran extraños, incomprensibles, pero lo que capturó su atención fue una frase en el centro del pergamino: "Nacidos el noveno día del noveno mes... son los cazadores del ciclo."

En tinta roja. Sello negro, dos rosas de petalos negros.

Sentí cómo su sangre se helaba.

Claramente no debería estar en este lugar, que era esta tontería.

Two Roses Black (ALONE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora