Capítulo 17: Un Nuevo Lenguaje

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"A veces, las pequeñas cosas en la vida ocupan el mayor espacio en nuestro corazón."

— Winnie the Pooh

Jake Thompson

El día se siente más largo de lo normal, como si las horas en el instituto se arrastraran interminablemente. Todo lo que puedo pensar es en Emily. No importa cuánto intente concentrarme en la práctica de fútbol o en las clases, mi mente siempre regresa a ella. Desde ese beso en el pasillo, algo ha cambiado entre nosotros, algo que no puedo ni quiero ignorar.

Después de la práctica, me dirijo al laboratorio, donde se supone que Emily y yo vamos a trabajar en nuestro proyecto. Llego un poco antes de la hora acordada, pero para mi sorpresa, ella ya está allí. Está tan absorta en sus notas que ni siquiera nota mi presencia. Me detengo en la puerta por un momento, observándola.

La manera en que frunce el ceño cuando está concentrada, el leve movimiento de su lápiz mientras escribe... hay algo en su tranquilidad que me resulta fascinante. Es tan diferente de todo lo que conozco, tan distinta del caos que suelo tener a mi alrededor. Y, por alguna razón, eso me calma.

"Hola, Calabacita," digo sin pensar.

Ella levanta la vista, sorprendida. Sus ojos se fijan en los míos, y por un segundo, me pregunto si he cometido un error al decirlo. Pero entonces, sus labios se curvan en una sonrisa tímida.

"¿Calabacita?" pregunta, arqueando una ceja.

Me rasco la nuca, sintiéndome un poco avergonzado. "No sé... me pareció que te quedaba bien. Eres... dulce, tranquila. Y bueno, las calabacitas son como... pequeñas pero fuertes, como tú."

Emily se ríe, una risa suave que llena la sala. Es la primera vez que la escucho reír de esa manera, tan despreocupada. Algo dentro de mí se aligera al oírla, como si ese simple sonido hubiera despejado cualquier duda que tuviera.

"¿Así que soy pequeña pero fuerte?" pregunta, aún sonriendo. "Eso es... inesperadamente lindo."

Me encojo de hombros, tratando de aparentar despreocupación. "Bueno, pensé que te gustaría algo más original que un simple 'cariño' o 'princesa'."

Ella me mira durante un momento, como si estuviera evaluando algo en su mente. Luego asiente lentamente. "Calabacita está bien. Es... diferente."

Nos quedamos en silencio por un segundo, pero no es incómodo. Es como si ese pequeño intercambio hubiera creado un nuevo tipo de conexión entre nosotros. Un lenguaje que solo entendemos los dos.

Nos sentamos a trabajar en el proyecto, pero mientras discutimos las fórmulas y los cálculos, no puedo dejar de pensar en cómo Emily ha empezado a ocupar un espacio en mi vida que antes no existía. No es solo una compañera de clase, ni una chica con la que estoy pasando el tiempo. Es... más que eso.

De repente, ella rompe el silencio. "Jake, ¿por qué has empezado a llamarme así? No es solo por lo que dijiste, ¿verdad?"

La pregunta me toma por sorpresa, pero también me hace sonreír. Emily siempre va más allá de la superficie, siempre quiere entender las cosas de una manera más profunda. Me apoyo en la silla y la miro fijamente, buscando las palabras adecuadas.

"Supongo que es porque cuando estoy contigo, las cosas se sienten... diferentes. Más simples, pero de una manera buena. Como si todo lo complicado desapareciera. Y tú eres como una especie de refugio en medio del caos, ¿sabes? Como una pequeña luz en toda esta locura."

Emily se queda en silencio, procesando lo que acabo de decir. Por un momento, tengo miedo de haber dicho demasiado, de haber sido demasiado directo. Pero entonces, sus ojos brillan con una suavidad que me tranquiliza.

"Gracias, Jake," susurra, bajando la mirada hacia sus notas. "Eso significa mucho para mí."

Seguimos trabajando en el proyecto, pero algo ha cambiado entre nosotros. No sé exactamente qué, pero sé que estamos en un camino del que no hay vuelta atrás. Cada momento juntos revela algo nuevo, algo que nunca había esperado encontrar en alguien como Emily.

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Las semanas siguientes son una montaña rusa de emociones. Entre el proyecto, los entrenamientos de fútbol y los estudios, nuestras vidas siguen adelante, pero ahora siempre hay un momento, una palabra o un gesto que nos recuerda que algo está creciendo entre nosotros.

Y aunque el mundo a nuestro alrededor todavía nos observa, juzgando cada paso que damos, siento que estamos empezando a crear nuestro propio espacio, uno en el que lo que importa no es lo que los demás piensan, sino lo que sentimos el uno por el otro.

''Entre Laberintos y Miradas''Donde viven las historias. Descúbrelo ahora