Sealed Promises

ROMEO Y DRACO

• Narrador omnisciente •

—Después de esto —habló Chiara llamando la atención de Grace y Gwen—, recuerdenme jamás volver a confiar en un hombre.

—Y más si son Harry y Ron. —concluyó Grace.

Cuando giraron una esquina, se encontraron de frente con Theodore Nott y Blaise Zabini, quienes parecían estar en una conversación profunda.

—¿En dónde diablos se habían metido ustedes? Las buscamos por todo el tren y no estaban. —habló Theo refiriéndose a Grace y Gwen.

—Si, ni se imaginan por qué lugares nos hicieron meternos —comentó ahora Blaise—. Y luego, cuando llegamos aquí, nos damos con que quisieron hacer una entrada triunfal.

—Solo tuvimos un pequeño percance en un auto volador, nada nuevo —dijo Grace agitando su mano restando importancia—. Por cierto, ¿ustedes se conocen?

—Lo mismo iba a preguntar. —esta vez habló Gwen hacia Theo y Blaise.

—Obvio si. Somos compañeros de habitación desde primer año. —les respondió Blaise.

Después de aclarar esa duda Gwen volvió a hablar, ya que a solo unos pasos de ellos venía caminando otra persona.

—Yo quiero preguntar otra cosa —dijo Gwen al ver a su gato junto de una persona no tan grata— ¡¿Qué estás haciendo con mi gato Malfoy?!

—¿Draco? —preguntó Chiara mirando confundida a su amigo— ¿Qué haces con el gato de Gwen?

—¿Chiara? —anunció Draco corriendo hacía donde estaba su amiga— ¿Dónde estabas? Me preocupé cuando no te vi en el gran comedor, además, ¿qué te pasó? Pareces un Weasley.

—No, yo pregunte primero, contestame.

Los dos amigos comenzaron a pelear hasta que una voz para nada feliz los distrajo.

—Repito, ¿¡qué haces con mi gato, Malfoy!?

—¿De qué estás hablando, niña rara? Este gato es de Chiara.

—Mi gato está en mi habitación, Draco. —comentó la niña hacia su amigo.

Gwen se aproximó a Malfoy para quitarle el gato de sus brazos, mientras este la seguía mirando con una mirada severa.

—Deberíamos ir con Madame Pomfrey, el brazo de Chiara no se ve nada bien. —esta vez habló la pequeña Grace al ver que Gwen y Draco iban a comenzar a pelear; llamando la atención de todos.

—Tiene razón —dijo Gwen, preocupada por Chiara—. Vamos, antes de que empeore.

El grupo se dirigió hacia la enfermería donde los estaría esperando la enfermera de Hogwarts, Madame Poppy Pomfrey, una bruja excepcionalmente amable, pero cuando se trata de sus pacientes puede ser muy estricta, con respecto a sus cuidados y su bienestar.

—¡Por las barbas del mismísimo Merlín! —exclamó Madame Pomfrey cuando vio a los cinco niños cruzar las puertas de la enfermería— La profesora McGonagall me informó que vendría una alumna para que la revisara, pero nunca dijo algo sobre tres.

Madame Pomfrey miraba a las tres niñas con una mezcla preocupación y enojo, que no se encontraban con la mejor apariencia del mundo; Chiara quien tenía la manga izquierda de su túnica toda rota y el brazo algo morado por el golpe, Grace que sostenía su dedo con la mano que le restaba, sumándole unos rasguños en el mismo y por último Gwen quien tenía parte de su túnica y cara llena de tierra, un gran rasguño en su mejilla derecha.

—Esta será una noche larga —suspiró para sí misma—. Bueno comenzamos, ustedes dos —apuntó a Grace y Gwen—. Esperen un momento, las veré en un instante, mientras reviso a esta señorita, antes de que ese brazo empeore.