En el corazón de Hogwarts, donde la magia y el misterio se entrelazan, tres jóvenes brujas están destinadas a dejar su marca. Grace, Chiara y Gwen, unidas por la amistad, los desafíos, se enfrentan a sombras del pasado y secretos oscuros que amenaza...
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• Narrador omnisciente •
El frío de diciembre se sentía en cada respiro, condensando pequeñas nubes de vapor que se disipaban en el aire. Los estudiantes salían del castillo abrigados hasta las orejas, cubiertos con bufandas y gorros, sus botas hundiéndose en la nieve recién caída. El paisaje de Hogsmeade, completamente cubierto de blanco, tenía un encanto especial, como salido de un cuento de hadas.
Chiara y Gwen caminaban juntas, con Theo y Blaise a unos pasos detrás de ellas. Los cuatro habían acordado verse para ir al pueblo, Draco por otro lado había decidido quedarse con los gatos de Crabbe y Goyle, y Grace había optado por quedarse en el castillo, ansiosa de pasar tiempo con su padre.
—Hoy Hogsmeade ha de parecer más un paraíso invernal que un pueblo. —comentó Chiara con una sonrisa, alzando la vista para observar cómo los copos de nieve caían suavemente sobre sus pestañas.
—Es la mejor época del año, la verdad. —respondió Gwen, apretando sus manos en los bolsillos de su abrigo.
Theo y Blaise, que se habían adelantado un poco para unirse a ellas, se les acercaron, envueltos en sus abrigos oscuros.
—Perfecto día para unas cervezas de mantequilla bien calientes en las Tres Escobas, ¿no? —comentó, frotándose las manos para mantenerlas calientes.
Chiara asintió al igual que Theo.
—Yo... en realidad tengo otros planes. —dijo Gwen, encogiéndose de hombros como si intentara restarle importancia. No era novedad para Chiara, ya que ella estaba al tanto.
Theo y Blaise intercambiaron una mirada, ligeramente sorprendidos.
—¿Otros planes? —preguntó Theo, arqueando una ceja con curiosidad.
—Sí, así que será mejor que me vaya —respondió Gwen.
—¿Con quién te vas? ¿Qué tramas? No me digas que te has vuelto a enredar con algún Gryffindor... —su tono era bromista, aunque sabía que no estaba tan lejos de la verdad.
Gwen se limitó a sonreír con misterio, pero Chiara, que ya conocía el detalle del encuentro con Fred Weasley, se echó a reír suavemente.
—No me mires así, Gweni —volvió a hablar Blaise—. Y algo me dice que le contaste a Chiara y no a mi, Blaise Zabini, tu único y más guapo mejor amigo de todos los tiempos...
—Bueno ya, Blaise, te lo voy a compensar. ¿Está bien? —dijo Gwen.
—Eso te saldrá caro, te lo advierto.
—¿Y tú, Chiara? ¿Tú sí vienes con nosotros, o también tienes una cita secreta? —preguntó Theo, con una sonrisa divertida.
—¿Yo? Nada de eso —respondió Chiara—. Voy a quedarme con ustedes. No es lo mío perderme una cerveza de mantequilla. Además, alguien tiene que vigilarlos para que no terminen siendo expulsados por alguna travesura.