LAS BURLAS DEL PRIMER DÍA

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• Gwendolyn Raymond •

—¿Adónde vas? —preguntó Chira, pero sólo le lancé una sonrisa antes de salir al pasillo.

El cielo estaba más oscuro de lo que debía, mientras caminaba por los pasillos del tren, sentí el bullicio a mi alrededor desvanecerse, como si el mundo se volviera más silencioso con cada paso que daba. Con todo esto de Sirius Black y los dementores de Azkaban, había algo en el aire, una especie de tensión que me decía que algo iba a suceder.

Estaba perdida en mis pensamientos cuando, de repente, alguien salió disparado de uno de los vagones, chocando de lleno conmigo.

Tropecé y caí al suelo, más sorprendida que lastimada. Al levantar la vista, me encontré con un chico alto y pelirrojo, que parecía tan desconcertado como yo.

—¡Lo siento mucho! —dijo, extendiendo una mano para ayudarme a levantarme—. No te vi venir.

Acepté su mano, levantándome con cuidado. Mientras me sacudía el polvo de la túnica, lo miré, intentando descifrar qué clase de persona empuja a alguien en los pasillos del tren sin previo aviso.

—No es común que me empujen en los pasillos del tren —dije, inclinando ligeramente la cabeza mientras mis ojos evaluaban al chico—. ¿Siempre te mueves tan rápido, o es que hoy tienes prisa?

Él rió nerviosamente, y pude ver que se estaba frotando la nuca, un gesto que denotaba cierta incomodidad. Había algo en sus ojos, un brillo que me decía que probablemente estaba acostumbrado a causar un poco de caos.

—Digamos que me gusta mantener las cosas interesantes —respondió, con un tono que mezclaba juego y seriedad—. Pero no era mi intención causar problemas.

—Interesante —repetí, mi voz baja y controlada, como siempre.

Él sonrió, y en su mirada noté algo raro que no pasó desapercibida para mí.

—Espero que la próxima vez nuestros caminos se crucen con menos... impacto —dijo, su tono ligero pero con un trasfondo más profundo.

Lo miré fijamente durante un momento, pensando mis palabras antes de dar un paso atrás.

—Creo que tendremos que esperar y ver, ¿no? —finalmente dije, dejando que mis palabras llevaran un peso que ambos entendimos.

Con una última mirada, me di la vuelta y continué mi camino por el pasillo, sintiendo su mirada en mi espalda.

[...]

Después de mi encuentro inesperado en el pasillo, no encontré rastros de Grace, el tren ya comenzaba a disminuir su velocidad, y asumí que ya estábamos por llegar a destino, así que decidí que lo mejor sería volver con los demás.

Cuando abrí la puerta del compartimiento, me encontré con Chiara y Blaise conversando animadamente. Al verme entrar, Chiara me dirigió una mirada traviesa, y no pude evitar sentir que algo se traía entre manos.

—Te vi allá afuera, Gwen —dijo Chiara, con una sonrisa pícara en los labios—. ¿Qué te haces la coqueta con uno de los gemelos Weasley?

Me detuve por un segundo, sorprendida de que me hubiera seguido sin que me diera cuenta. Su tono era burlón, pero también había una pizca de curiosidad en sus ojos. Mantuve mi compostura, sin dejar que su comentario me afectara demasiado.

—¿Coqueta? —repetí con un ligero arqueo de ceja, mientras me acomodaba en mi asiento—. Solo fue un pequeño... encuentro inesperado.

—¿Pequeño encuentro, eh? —intervino Blaise con una sonrisa divertida—. No me digas que ya empezamos con los Weasley, Gwen. No lo vi venir.

Sealed PromisesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora