En el corazón de Hogwarts, donde la magia y el misterio se entrelazan, tres jóvenes brujas están destinadas a dejar su marca. Grace, Chiara y Gwen, unidas por la amistad, los desafíos, se enfrentan a sombras del pasado y secretos oscuros que amenaza...
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• Narrador omnisciente •
El frío de finales de noviembre se colaba por las grietas de las ventanas de Hogwarts, llenando el castillo con un ambiente aún más tenso del habitual. Los pasillos vibraban con murmullos sobre Sirius Black, pero el grupo de Slytherin que salía de la clase de Transformaciones tenía otro tipo de preocupaciones en mente. Chiara, Grace, Gwen, Theo y Blaise caminaban juntos, sus pasos resonando en el suelo de piedra mientras se dirigían a sus clases extracurriculares.
—Mi papá está cada vez más paranoico —se quejó Grace, caminando al lado de Chiara—. No puedo dar un paso sin que me siga con la mirada como si Sirius Black fuera a aparecer de la nada y llevarme. Es como si él estuviera esperando que algo malo pase en cualquier momento.
—Es que técnicamente es su trabajo —dijo Theo, medio en broma, mientras Grace le lanzaba una mirada molesta.
—Ya lo sé, pero... —Grace se interrumpió, suspirando pesadamente—. No me deja respirar, ni un segundo. Parece que vive esperando que Black se aparezca en cualquier rincón del castillo.
Chiara asintió, metiendo las manos en los bolsillos de su túnica mientras caminaba al lado de Grace. —Mis padres están igual. Quieren sacarme del colegio si las cosas empeoran.
Gwen se detuvo en seco. —¿Lo dicen en serio?
—Al parecer si, ya me dijeron que si Sirius Black sigue suelto para las vacaciones de Navidad, no regresaré a Hogwarts el próximo trimestre.
—¿Qué? —exclamó Blaise, claramente sorprendido—. ¿Sacarían a una de las mejores alumnas del colegio? Me parece una exageración. Todo esto de Black es solo una táctica del Ministerio para infundir miedo. Si tú te vas, Chiara, seguro muchos otros padres van a seguir su ejemplo.
—Créeme, no quiero irme. Pero si mis padres deciden que es lo mejor, no creo que pueda hacer mucho para detenerlos.
—Es una tontería —murmuró Grace, con el ceño fruncido—. Mi papá es el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, y ni siquiera confía en que estoy segura. ¿Te das cuenta de lo irónico que es eso?
—Todos estamos más seguros aquí que en cualquier otro lugar, créanme —dijo hablando ahora Gwen—. Pero las entiendo, Asher anda también con su tercer ojo en mi, seguramente mi padre le pidió que me vigilará.
Theo soltó una carcajada suave. —Supongo que los padres sobreprotectores tienen un punto débil en lo que respecta a sus hijas, aunque sean profesores de Defensa Contra las Artes Oscuras.
—¿Solo con sus hijas? —dijo extrañada Grace
—Si, mírenos a nosotros, nadie nos anda vigilando o amenazando con sacarnos de hogwarts. —dijo Blaise refiriéndose a él y Theo.
—Es que a ustedes no los quieren en casa de seguro. —les dijo Chiara riendo.
—Claro que nos quieren, Chiara, solo míranos — y blaise hizo una cara tierna— somos unos panes de Merlin.