En el corazón de Hogwarts, donde la magia y el misterio se entrelazan, tres jóvenes brujas están destinadas a dejar su marca. Grace, Chiara y Gwen, unidas por la amistad, los desafíos, se enfrentan a sombras del pasado y secretos oscuros que amenaza...
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• Gwendolyn Raymond •
Salí de la clase de Estudio de Runas Antiguas con la mente aún dando vueltas por los símbolos y significados que habíamos estado desentrañando. Era una materia fascinante, llena de misterios que desafiaban incluso a los más inteligentes, pero también requería una gran cantidad de concentración y tiempo. Demasiado tiempo, si me preguntan.
Mientras caminaba por los pasillos de Hogwarts, mi estómago gruñó en protesta. No era de extrañar, había perdido la hora del almuerzo. La clase de Runas se había extendido más de lo previsto, y ahora me dirigía directamente a mi siguiente lección sin haber probado un bocado. Aun así, no me importaba tanto. La clase de Cuidado de Criaturas Mágicas era la que más había esperado con ansias desde que comenzó el año, y nada podría quitarme la emoción de finalmente estar allí.
Atravesé los portones del castillo, sintiendo el aire fresco que me despejaba la mente mientras avanzaba hacia la cabaña de Hagrid. A lo lejos, distinguí a un grupo de estudiantes ya reunidos, y entre ellos, a mis amigos. Ninguno de ellos había tomado Runas Antiguas, así que me encontraba sola en esa clase, no me quejo. No me molestaba convivir con otros alumnos que no sean de mi casa.
Cuando me acerqué, Blaise fue el primero en notar mi presencia.
-¡Mira quién decidió unirse a nosotros! -dijo con una sonrisa burlona.
-¿Qué pasó, Gwen? ¿Perdiste la noción del tiempo con esas Runas? -bromeó Grace, agitando una mano frente a mi cara como si intentara sacarme de un trance.
-Ni me lo digas -respondí, soltando una pequeña risa-. La clase se alargó más de lo esperado, y no tuve tiempo para almorzar.
-Eso explica la cara de hambre que traes. -añadió Blaise con una sonrisa divertida.
-No te preocupes, en cuanto terminemos esta clase, te aseguro que el Gran Comedor todavía tendrá algo para ti. -intervino Chiara, siempre la optimista del grupo.
-Espero que sí -dije, intentando ignorar el gruñido de mi estómago-. Pero honestamente, estoy más interesada en lo que Hagrid tiene preparado para nosotros hoy.
-Sí, claro -dijo Malfoy, que estaba apoyado contra un árbol cercano, con su habitual aire de desdén-. Estoy seguro de que será algo increíblemente emocionante, como un... gusarajo, tal vez.
Ignoré su tono sarcástico y le respondí con calma. -No importa lo que sea. Estoy aquí para aprender, no para hacer comentarios estupidos.
Antes de que la conversación pudiera desviarse a algo menos agradable, Hagrid apareció desde su cabaña, con su gran sonrisa.
-¡Vamos, dense prisa! -gritó a medida que se aproximaban sus alumnos- ¡Hoy tengo algo especial para ustedes! ¡Una gran lección! ¿Ya está todo el mundo? ¡Bien, siganme!